Hallado en China el tazón de fideos más antiguo del mundo

Hallado en China el tazón de fideos más antiguo del mundo

Escrito por Ferran Sala en Pasta
Hallado en China el tazón de fideos más antiguo del mundo
Los fideos, delgados, amarillos y elaborados con mijo, tienen 4.000 años de antigüedad
AGENCIAS – Londres – 13/10/2005

Los italianos son conocidos por la calidad y variedad de su pasta y hasta ahora se pensaba que era originaria de Oriente Próximo, pero un grupo de científicos afirma en la revista británica Nature haber encontrado el más antiguo tazón de fideos conocido hasta ahora. Tiene 4.000 años y se hizo en China.

Los fideos, encima de un bol de barro con forma de cono hallado boca abajo en un yacimiento al noroeste de China.- REUTERS
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Científicos de la Academia de Ciencias de Pekín han descubierto en la región de Lajia, al noroeste del país y junto al río Amarillo, un pequeño bol enterrado en el barro en cuyo interior había fideos delgados y amarillos, de unos tres milímetros de espesor, 50 centímetros de largo y unos cuatro mil años de antigüedad. Este hallazgo parece demostrar, según el artículo publicado en Nature, que la pasta se originó en ese país y no en Italia o Arabia.
Hasta ahora, la referencia más antigua a la existencia de los fideos se encontraba en un libro escrito durante la dinastía de East Han en China, entre los años 25 y 220 antes de Cristo. Al margen de este escrito, otra teoría afirma que los fideos se inventaron en Oriente Próximo y fueron introducidos por los árabes en Italia durante la Edad Media. En todo caso, ésta es “la prueba empírica de fideos más temprana encontrada hasta el momento” señala el científico Houyan Lu, que lidera el grupo de investigadores de la Academia de Ciencias de Pekín.
Todavía hoy se hacen igual
Los delicados y finos fideos, elaborados con mijo, se parecen sorprendentemente a los que se siguen haciendo en la zona de La-Mian, a base de estirar la masa a mano. El lugar donde se encontraron los fideos fue, en opinión de los expertos, un asentamiento destruido hace 4.000 años a causa de un terrible terremoto y fuertes inundaciones.

“Encontramos el bol boca abajo y encajado en un bloque de barro entre marrón y amarillento”, indican en Nature los arqueólogos. “Cuando levantamos el bol, encontramos los restos de fideos entre los sedimentos que contenía”, añaden. Los científicos analizaron la composición de la pasta, examinando la forma y características del grano utilizado y comparándolo con los cereales actuales. Concluyeron que estaban hechos de mijo, un cereal originario de China, en lugar de la fécula de trigo que se utiliza actualmente. Según estudios precedentes, el trigo no llegó al noroeste de China, procedente de Asia Central, hasta hace aproximadamente 5.000 años.

“Evidencias arqueológicas sugieren que, aunque el trigo estaba presente en el noroeste de China hace entre 4.500 y 5.000 años, no fue común cultivarlo hasta mucho después”, subraya Lu. “A diferencia de los fideos italianos y chinos de la actualidad, que se hacen con varios tipos de harina de trigo, los prehistóricos no muestran rastros de ese cereal o cebada”, según los expertos. Así, parece claro que los agricultores chinos prehistóricos sabían aporrear y moler las duras semillas de mijo y mezclar su harina para hacer fideos. Probablemente, la masa era estirada a mano con mucho tiempo y paciencia hasta formar largos hilos, que luego se cocinaban en el agua hirviendo. “Este estudio establece, por primera vez, que la más antigua producción de fideos tuvo lugar en China”, sentencia Lu.
Fuente.El Pais
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2005/10/13/actualidad/1129154403_850215.html

Historia de la pasta


Son muchas las teorías que se han elaborado en torno al origen de la pasta. Algunos investigadores adjudican el descubrimiento a Marco Polo en el siglo XIII, el cual la introdujo en Italia de vuelta de uno de sus viajes a China, en 1271. En el capítulo CLXXI de “Libros de Maravillas del mundo”, Marco Polo hace referencia sobre la pasta en China. Para otros se remonta mucho más allá, a antiguas civilizaciones etruscas, que la elaboraban mediante el machaque o trituración de diversos cereales y granos mezclados con agua, que luego cocían y resultando un alimento sabroso y nutritivo.

Cuando los griegos fundaron Nápoles adoptaron un plato que hacían los nativos y consistía en una pasta de harina de cebada y agua que luego secaban al sol y por extensión lo llamaron “makaria”. En la antigua Roma, también se encuentran referencias de platos de pasta, que datan del siglo III antes de Cristo. De hecho, el propio Cicerón emperador Romano, habla de su pasión por el “Laganum” las “laganas”, que son tiras de pasta largas (que son pasta en forma de láminas anchas y chatas, elaboradas con harina de trigo). En esa época los romanos desarrollaron instrumentos, utensilios, procedimientos (las máquinas) para la elaboración de la pasta de lasaña. A partir de ahí, Desde la antigüedad los cereales han presentado una gran facilidad tanto para el transporte como para el almacenamiento. Fue la expansión y dominio de Roma lo que fomentó el cultivo de los cereales en toda la cuenca mediterránea.
El granero de Roma por excelencia era Sicilia, pero se “importaba” trigo y cereales de la franja mediterránea de África y Líbano y más tarde, durante el imperio de Augusto, desde España, Cerdeña y Siria. Se calculan unas 400.000 toneladas anuales. La garantía de que cada habitante pudiera recibir su necesaria ración de cereales dependía del importante tráfico marítimo, sujeto a tempestades, naufragios e impericias; como a la capacidad de almacenaje y a su cuidado.
El término macarrones, con el que hoy se designa un tipo de pasta larga, se encuentra en los escritores romanos de los primeros siglos de nuestra era. Según Platina, bibliotecario del Vaticano, escribió en el siglo XII, que los macarrones con queso eran una herencia proveniente de las cocinas de Génova y Nápoles. Sus habitantes los comían todos los días. En un libro titulado “Olla Cocinera”, del siglo XIII se determinó que la lasaña se comía como tira de pasta en caldos enriquecidos. El término “laganas” se encuentra en el libro “De arte coquinaria” de Apicio. En un Códice del siglo XIII, que se encuentra en la Universidad de Bolonia, se lee la descripción de cómo se hacen las lasañas.
Por otra parte, es muy probable que de Grecia llegara la pasta a Nápoles que durante algún tiempo fue colonia del imperio griego. Ya en la historia moderna, la pasta es aceptada ampliamente en España, sobre todo a partir del siglo XVI, época del virreinato español en Nápoles.
Por lo tanto, la pasta fresca era usada y apreciada en Italia desde la época de los etruscos y de los romanos. Con el pasar de los siglos, la pasta siguió apareciendo en las mesas de Italia con diferentes nombres. Por ejemplo, en el 1400 la pasta se llamaba “lasagna” y los fabricantes de pasta “lasagnare”. En el 1800 cambiaron de nombre y se llamaron “vermicellai”. Pero entre el 1400 y el 1800 entre “lasagne” y “vermicelli” nacieron los “fidelli”, que eran hilos de pasta con forma cilíndrica. De este modo los fabricantes de pasta también se llamaron “fidellai”.
Al inicio del Siglo XVII es cuando nacieron en Nápoles las primeras y rudimentarias maquinarias para su producción, es allí donde se ha llegado al máximo grado de perfección en su elaboración, con más precisión en Gragnano, a pocos kilómetros de la ciudad partenopea, el sitio donde se encontró el modo de secarla y conservarla gracias al clima especial que se crea por la alternativa de los vientos Ponentino (seco) con el Vesubiano (cálido y húmedo), lo que permitió las condiciones para una excelente fabricación de pastas, puestas a secar en las calles. La extensión de la máquina de amasamiento y la invención de la máquina de prensar, hizo posible la producción de pasta a un precio bajo. Y así se convirtió en el alimento de la gente.
En 1740, en la ciudad de Venecia, Paolo Adami, recibió la licencia para abrir la primera fábrica de pasta. Cien años después, en Amalfi, empezaron a usar molinos de agua y moledoras de piedra, donde la sémola era separada del salvado. Las máquinas trajeron consigo el desarrollo del mercado, competencias y exportación a través del océano.
A principios del siglo XIX, la cocina más refinada que triunfaba en las mesas de los nobles estaba compuesta por platos de pasta, poco a poco su uso se convirtió en un hábito gastronómico de las clases altas. Durante este siglo el consumo de pasta seca se extendió rápidamente entre toda la sociedad italiana, el cual se puso de moda y su ofrecimiento a los invitados se convirtió en un signo de distinción. La pasta hasta entonces se comía con las manos, y la adición de salsas hizo que esta forma de comerla no fuera la más adecuada, así que empezó a aparecer en las mesas de clase alta un instrumento adicional: el tenedor. Su empleo comenzó siendo más un elemento para impresionar a los invitados que para ayudarles a comer. Cuando se generalizó el acompañar la pasta con salsa de tomate se adoptó el tenedor como un utensilio para todos los días, apareciendo un nuevo formato de tenedor específico para comer pasta, compuesto por cuatro puntas curvadas cuya longitud no era superior al doble de su anchura total.
En 1878, se inventó el Purificador Marsellais, nombre de su propio autor, el cual estaba destinado a mejorar la sémola, y por ende la pasta. Inicialmente se aderezaba con una salsa de tomate y aceite, para luego ser enriquecida por la creatividad de las amas de casa, los chefs y los gourmets, quienes comenzaron a mezclarla con productos típicos italianos como la mozzarella, el parmesano, el jamón, y la carne de cerdo curada, además de otros quesos, carnes y pescados. Durante este siglo la pasta se consolidó como un ingrediente fundamental de la cocina italiana.
Para 1914, el secado artificial, hacía que la pasta esté a disposición de todas las regiones de Italia. El gran desarrollo de la pasta italiana en el cambio de siglo, estuvo muy ligado a la exportación, la cual alcanzó un alto récord de 70.000 toneladas, muchas de las cuales fueron dirigidas hacia los Estados Unidos. Más tarde, países importadores comenzaron a producir máquinas para fabricar sus propias pastas, y éstas lograron conquistar el mundo. A partir de ahí, la gente comienza a referirse a este fenómeno como “La Industria de la Pasta”.
Fuente: I.P.O
El uso de la pasta parece haber empezado entre poblaciones específicas de ciertas áreas y luego haberse extendido por todo el mundo. El uso más antiguo de la pasta parece haberse dado probablemente en China, donde hoy en día aún se utiliza mucho. La pasta china y asiática, sin embargo, generalmente se conoce como “noodles” (fideos).
Griegos y romanos
Muchas son las fuertes que dicen que Marco Polo introdujo las pasta en Italia en 1292 DC de sus viajes asiáticos, pero los orígenes de los “macaroni” en Italia se remontan al tiempo de los antiguos romanos, quienes otorgaban le mérito a los dioses. Una leyenda común asegura que la pasta fue inventada por el dios griego del fuego, Hefesto (Vulcano para los romanos), peor esto no está mencionado por ninguna parte en la literatura clásica.
La pasta, sin duda, era conocida tanto por los antiguos griegos como por los romanos. Un tipo específico era un tipo ancho de fideo que en griego se llamaba “laganon”, probablemente parecido a la lasaña de hoy en día. Lo que es significante es que sin embargo no se hervía como la lasaña, sino que se tostaba en piedras calientes o en hornos; está más relacionado con lo que hoy conocemos como pizza.
Apicius, un escritor romano del siglo primero D.C. describe una pasta hecha “para acercar el timballi y las tartas…”. Esto fue llamado “Lagana”. La receta de la para la masa no se describía, pero sin embargo hay sugerencias para rellenar las capas de carne y pescado con un cierto aliño. Esto sería similar a los ravioli o tortellini actuales.
También existen especulaciones de que la pasta, en cierto modo, la utilizaban ya los etruscos, pero no hay evidencia histórica real de ello.
Los árabes y la pasta
La primera evidencia certificada de fideos que se cocinan hirviendo es en Jerusalem Talmud, escrito en arameo en el siglo V D.C. La palabra utilizada para los fideos es itriyah. En las referencias árabes esta palabra se refiere a fideos secos comprados a un vendedor, en vez de los fideos caseros que serían frescos. Los fideos secos se podían transportar, mientras que los frescos había que comerlos inmediatamente. Más que probablemente, la pasta se introdujo durante la conquista árabe de Sicilia, donde fue llevada como una comida de primera necesidad seca. Es geógrafo árabe, Al Idrisi escribió que en Palermo se fabricaba un producto hecho a base de harina con forma de tiras, que entonces era colonia árabe.
Se ha especulado que la palabra siciliana “maccaruni” que se traduce como “hecho una pasta a base de fuerza” es el origen de la palabra macarrones. En los métodos antiguos para hacer pasta, la fuerza que se aplicaba era amasar con los pies la masa, proceso que normalmente llevaba todo el día. Los platos de lasaña de la Sicilia antigua, de los que alguno se siguen comiendo hoy en día, incluían pasas y especias traídas por los invasores árabes, lo que es otra indicación de que los árabes introdujeron las pasta (de vuelta) en lo que es Italia hoy en día.

Italia medieval
Alrededor del año 1000, se tiene la primera receta documentada de pasta en el libro “De arte Coquinaria per vermicelli e macaroni siciliani”, (El arte culinario de vermicellis y macarrones sicilianos) escrito por Martino Corno, chef de la poderosa patria de Aquileia.
La primera fuente histórica que se refiere a la producción de pasta seca en lo que parece ser pequeña escala industrial, en una empresa, data del 1150 cuando el geógrafo árabe Al-Idrisi informa de que en Trabia, a unos 30 Km . de Palermo, “se produce en abundancia pasta con forma de tiras” (“tria” en árabe) que se exportan a todas partes, a Calabria y a muchos países tanto musulmanes como cristianos, incluso mediante barcos.
EN 1279 un soldado genovés apuntó en el inventario de su patrimonio una cesta de pasta seca (‘una bariscella plena de macaronis’). Un documento de 1244 y otro de 1316 testifican la producción de pasta seca en la Liguria, lo que indica que para entonces la pasta era ya común por toda la península itálica.
Entre el 1400 y el 1500, la producción hecha por artesanos de “fidei” (pasta en el dialecto local) se extendió ampliamente por la Liguria, según lo que demuestra la fundación de la Corporación de fabricantes de pasta en 1546 (el documento más antiguo que queda de este gremio data del 1571) en Napoles. En 1574 una cofradía similar se fundó en Genova, tres años después, la “Regolazione dell’Arte dei Maestri Fidelari” (Reglas del arte y de los maestros de la pasta) se redactó en Savona.
En 1584, al autor Giordano Bruno cita a un napolitano diciendo “è cascato il maccarone dentro il formaggio” (los macarrones han caído dentro del queso)
En los documentos del siglo XV de monasterios italianos dominicanos, se mencionan varios tipos de pasta, incluyendo tubos huecos largos. En el siglo XVII, la pasta ya se había convertido en dieta diaria por toda Italia por que era económico, estaba fácilmente disponible y era versátil.
Siglos XVII y XVIII
En el siglo XVII, especialmente en Nápoles, la población creció agravando los problemas de accesibilidad a alimentos, hasta que una pequeña revolución tecnológica hizo posible que se produjera pasta a un precio mucho más bajo. La pasta se convirtió entonces en el alimento del pueblo. La proximidad de Nápoles al mas (como era también el caso de Liguria y Sicilia) facilitaba el proceso de secado, lo que permitía a la pasta ser conservada durante un periodo de tiempo mayor. Las instalaciones portuarias también hicieron posible que se exportara la nueva pasta seca por toda Italia.
Anteriormente, la pasta se hacía amasando la masa de semolina con los pies. El fabricante de pasta se sentada en un banco alargado y utilizaba sus pies para mezclar y amasar la masa. El rey de Nápoles, Ferdinando II, contrató a un famoso ingeniero (Cesare Spadaccini) para mejorar este procedimiento. El nuevo sistema consistía en añadir agua hirviendo a harina recién molida, y el amasado con los pies fue sustituido por una máquina de bronce que imitaba perfectamente el trabajo realizado por el hombre.
En 1740, la ciudad de Venecia, le encargó a Paolo Adami la licencia para abrir la primera factoría de pasta. La maquinaria era bastante simple. Consistía en una prensa de hierro, accionada por varios chicos jóvenes. En 1763, el Duque de Parma, Don Ferdinando de Bourbon, le otorgó a Stefano Lucciardi de Sarzana el derecho de tener un monopolio de 10 años de la producción de pasta seca – al estilo genovés – en la ciudad de Parma.
En 1766 el cuerpo de San Esteban se encuentra en un abrevadero para el amasado, donde había sido enterrado. Por esta razón se convierte en el santo protector de los fabricantes de pasta.
También se describen deliciosos episodios de la vida napolitana, dando detalles sobre el trabajo de los maccheronari , quienes, prácticamente en cada esquina de cada calle, “hacían maccheroni atareadamente, especialmente en los días en los que se debe renunciar a comer carne, utilizando sus cazuelas rellenas de aceite hirviendo. Su producto se vendía tan increíblemente bien que cientos de personas se lo llevan en trozos de papel”.

Vendedor de pasta del siglo XIX (Fuente)
Tomates
Hasta finales del siglo XVIII la pasta se comió sin ningún aliño y sin queso. La primera mención del uso de tomate data del siglo XVII. Se importaba en España del Nuevo Mundo, y después se repartía por Europa, donde encontró un clima ideal para su cultivo en los países mediterráneos. Pero el tomate no se convirtió en un ingrediente común en la cocina italiana hasta finales del siglo XVIII. Al principio, el tomate se consideraba una planta ornamental, y se creía que era venenoso (la planta lo es, la fruta, el tomate, no).
En 1778 Vincenzo Corrado mencionó en su libro de cocina “Cuoco galante” (El cocinero elegante) una salsa de tomate, pero no para acompañar pasta. La salsa de tomate, hervida en una olla con una pizca de sal y unas cuantas hojas de albahaca, se utilizaba a principios del 1800 por los vendedores callejeros en el sur de Italia para acompañar los macarrones. La pizza empezó a ser acompañada también con salsa de tomate y con mozzarella sólo a mitad del siglo XIX.
Industrialización
Varios fabricantes de pasta de la ciudad de Amalfi abrieron una industria de pasta verdadera en Torre Anunziata, en Nápoles a mitad el siglo XIX. Utilizaban molinos de agua y piedras para la molienda, y la semolina se separaba de la fibra utilizando tamices operados manualmente. Las máquinas les trajeron desarrollo mercantil, competición y exportación a través del océano, cuando muchos italianos se instalaron en América. En 1878, una máquina destinada a mejorar la semolina – y por lo tanto la pasta – fue introducida: la purificadora marsellesa, inventada en Marsella, Francia. El cuero perforado que se utilizaba en los tamices manuales ahora se aplicaba en agitadores mecánicos. La primera prensa hidráulica se fabricó en 1882 y el primer molino accionado con vapor se utilizó en 1884.
Nuevas técnicas hicieron posible hacer agujeros absolutamente perfectos en los discos de bronce que cerraban la prensa de pasta. Esto provocó que las nuevas industrias se dieran cuenta de que podían explotar el mercado (y mejorar la tasa de ventas) cambiando los tintes e inventando nuevas e imaginativas formas.
La industria de la pasta creció rápidamente a finales del siglo XIX y a principios del XX, realizando envíos de pasta por todo el mundo. El trigo más apreciado por los fabricantes de pasta era el de la variedad Taganrog, una harina de grado duro de alta calidad importada desde Rusia. El puerto de Taganrog, en Rusia, enviaba el trigo que los fabricantes de pasta de Liguria y Nápoles preferían. Un panfleto antiguo de una fábrica de pasta de la Liguria – en unos tiempos en los que la mitad de la producción se destinaba al estado de Nueva York solamente – habla sobre “la pasta de Taganrog”.
espaguetis-al-carrer
Spaghetti (Nápoles, Siglo XIX) (Fuente)
Siglo XX
El gran desarrollo de la pasta italiana en el cambio de siglo estuvo también ligado a la exportación, que en 1913 tocó techo con un record de 70,000 toneladas, la mayoría de las cuales se dirigieron a los Estados Unidos. Más tardes, los países importadores empezaron a producir por sí mismos, y la maquinaria para fabricar pasta construida en Italia pronto conquistó el mundo. En 1917, Fereol Sandragne patentó el mayor sistema continuo de producción de pasta. Mientras tanto, la Revolución Bolchevique había cortado las importaciones de trigo ruso. Los productores italianos de pasta primero se dirigieron al trigo francés u al americano, pero hoy en día la mayoría del trigo que se utiliza para la fabricación de pasta italiana se cultiva en Italia, con algunas importaciones de Australia.
En 1933 entra en acción la primera prensa realmente continua totalmente automatizada. Fue diseñada y construida por dos ingenieros de Parma, Mario y Giuseppe Braibanti.
Hoy en día la pasta se utiliza ampliamente en Europa, Australia y América tanto del Norte como del Sur. Los principales tipos son los simples macarrones y espaguetis, pero hay disponible una amplia variedad. La mayor variedad de formas de pasta, sin embargo, todavía se encuentra en Italia.
Fuente: FOOD INFO
 

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