Casa Saleta, cobrem amb pessetes des del 1870», explica Montse Sala, que regenta aquest establiment de Santa Cristina d’Aro.
Casa Saleta, cobrem amb pessetes des del 1870», explica Montse Sala, que regenta aquest establiment de Santa Cristina d’Aro.
Puc pagar la compra amb pessetes?
Algunes botigues gironines accepten l’antiga divisa
18.02.2015 | 07:19
Puc pagar la compra amb pessetes? Arxiu
Tretze anys després de la desaparició de la «pela» encara és possible trobar alguns establiments a la província de Girona que accepten aquesta divisa. La nostàlgia o les estratègies comercials per captar nous clients estan al darrere d´una decisió que aposta per donar una segona oportunitat a la «rossa».
SÍLVIA BONET | GIRONA A Casa Saleta, cobrem amb pessetes des del 1870», explica orgullosa la Montse Sala, que regenta aquest establiment de Santa Cristina d’Aro. Un cartell a la porta indica que la seva botiga és un dels pocs reductes que es pot trobar a la província de Girona en els quals els euros i les pessetes conviuen a la caixa registradora tretze anys després de la desaparició de la «rossa». «La majoria de clients que paguen en pessetes han trobat l’antiga divisa a les butxaques d’algun abric o americana. Altres han descobert monedes antigues o bitllets fent un trasllat o buidant una casa vella», explica Sala. Encara que les vendes en pessetes van a la baixa, aquesta botiga centenària es resisteix a abandonar la tradició de cobrar amb l’antiga divisa. La Montse Sala coneix de molt a prop unes monedes que, per als més joves, són peces de col·leccionista. «La moneda de 500 pessetes, la de 100 “peles”, la peça de 25 pessetes amb el forat al mig, el “duro” de color daurat…», enumera aquesta botiguera que quan aconsegueix recollir un petit botí en pessetes viatja a Barcelona per canviar-les al Banc d’Espanya. «Hi vaig cada dos o tres mesos», explica. El perfil de client que paga amb la «rossa» en aquest establiment que la Montse defineix com «una botiga clàssica de poble on pots trobar una mica de tot», és el d’una persona de fora del municipi que ha trobat alguna moneda o bitllet oblidat i que aprofita per descanviar-lo comprant productes a Casa Saleta.
Segons les xifres del Banc d’Espanya, els espanyols encara conserven al seu poder un total de 276.866 milions de pessetes sense canviar. O el que és el mateix: 1.664 milions d’euros. El banc emissor ja va avançar en el moment de l’entrada de l’euro –l’1 de gener de 2002–, que el 45% de les monedes en pessetes que estaven en circulació no es recuperarien mai perquè es quedarien en mans dels ciutadans com a peça de col·leccionisme o bé per deteriorament o pèrdua.El límit
Comprar en pessetes o canviar les monedes per euros té data de caducitat. El Banc d’Espanya deixarà d’acceptar aquesta moneda de forma definitiva el 31 de desembre de 2020. Mentrestant, qui trobi alguna moneda pot acostar-se als establiments que encara les accepten o anar al Banc d’Espanya a canviar-les. Mentre no arribi el seu comiat definitiu, les pessetes seguiran sent una oportunitat per fer negoci. Així ho assegura la Rosa Maria Torrent, que té una botiga al centre de Girona. Des de fa anys, a l’aparador de Llenceria Rosa hi ha penjat un cartell on s’anuncia que «s’accepten pessetes». Torrent va decidir començar a acceptar l’antiga divisa a la seva botiga quasi per casualitat. «Un dia el meu home va trobar 500 pessetes en un jersei que estava al traster i jo, 1.500 pessetes en un llibre». A partir d’aquí, a aquesta botiguera se li va encendre la bombeta empresarial i va decidir que la seva botiga acceptaria pessetes. «La primera setmana vaig vendre moltíssim», recorda. En aquest establiment no es torna el canvi en euros. S’accepten compres d’import exacte o pagar el que falti en euros si el client no en fa prou amb les pessetes que ha trobat en algun calaix o butxaca. Aquesta comerciant, que està convençuda que acceptar pessetes ha estat una bona estratègia per donar-se a conèixer, té moltes anècdotes relacionades amb la «pela». És el cas d’uns clients que han trobat una quantitat elevada en pessetes i se’ls gasten a la seva botiga «de mica en mica» comprant regals per a familiars. Això sí, Torrent recorda que les úniques monedes vàlides són les que estaven en circulació a finals de 2001. Així que ja ho sap, si troba pessetes, encara pot usar-les per anar a comprar.
Las últimas tiendas que aceptan pesetas
- Trece años después de la desaparición de las ‘rubias’, unos pocos establecimientos aún las aceptan
- Actualmente quedan billetes y monedas sin canjear por valor de 1.664 millones de euros
La última vez que hizo trato con ellas fue hace tan solo diez días. “Vino un chico de Cubelles expresamente aquí, diciendo que se había encontrado en uno de los cajones de casa 7.000 pesetas entre monedas y billetes y que venía con intención de fundírselas”, explica con socarronería Jordi Teixidor, propietario de El Patufet, una tienda de coleccionismo en Vilanova i la Geltrú. Su establecimiento es uno de los pocos reductos que quedan en España en los que euros y rubias conviven sin mayores traumas, trece años después de la entrada en vigor de la moneda comunitaria
Según datos del Banco de España, a lo largo del año pasado (hasta noviembre de 2014, últimas cifras disponibles) se canjearon monedas y billetes por valor de 8 millones de euros. Hace años que el ritmo del canje se ha estabilizado –en abril de 2003 ya se habían vuelto un 93%- pero según cálculos del organismo público aún quedan por cambiar 1.664 millones de euros, de los cuales 860 millones son en billetes y 804 en monedas. Por abultada que parezca la cifra, desde el Banco de España se afirma que supone aproximadamente el 3,4% del saldo total que había en circulación el 31 de diciembre de 2001, cuando la peseta dejó de ser divisa de pago.
Para algunos, sin embargo, las pesetas todavía son una oportunidad de hacer caja. Al poco de la llegada del euro, Teixidor vio que las pesetas podían ser un “reclamo” para su negocio y a día de hoy asegura haber retenido unas ventas que en otras circunstancias hubiera dejado de hacer. “Nadie va al Banco de España a cambiar 500 pesetas, en cambio sí pueden comprar algún objeto por ese dinero en mi tienda”, asegura. Aunque las ventas en pesetas van a la baja – “cada vez vienen menos clientes a comprar con pelas“- , reconoce que su negocio, el del coleccionismo, se presta a hacer operaciones de este tipo porqué hay objetos de importes pequeños. Las únicas válidas son solo las que estaban en circulación a finales del 2001, pero él también acepta las anteriores a esta fecha que están en buen estado para posteriormente venderlas a aquellos que cambian y coleccionan monedas antiguas.
Estrategia comercial
Su estrategia comercial sigue aún un puñado de tiendas en toda España. En Santa Coloma de Gramenet, se encuentra otro negocio que cuelga en la puerta el cartel de “se aceptan pesetas”. Ramon Barnils regenta desde hace cuatro décadas Nova Moda, una corsetería que ahora se ubica delante del mercado Sagarra. Igual que Teixidor, el comerciante colomense vio en la vieja divisa un filón para aumentar sus ventas y dos años después de su retirada oficial, allá por 2004, decidió darle a la rubia una segunda oportunidad. “Los comerciantes aplicamos el ingenio para vender más y eso fue lo que hicimos. Con el tiempo se ha constatado que la estrategia ha dado sus frutos”, explica con orgullo.
Barnils estima que en diez años ha hecho ventas por valor de unos 8 millones de pesetas. “La mayoría de clientes vienen con cantidades pequeñas que se han encontrado haciendo mudanzas en casa de padres o abuelos, detrás de algún cuadro, debajo del colchón o de una baldosa, en algún bolsillo… las anécdotas son infinitas”, apunta. Y prosigue: “En realidad, ven una oportunidad para deshacerse de un dinero con el que no contaban y que no iban a cambiar por euros expresamente”. Ni Barnils, ni Teixidor dan cambio en euros y aceptan compras de importe exacto –o pagar el resto en euros si a los clientes no les llega con las pesetas-. En el caso del establecimiento de Santa Coloma, también hacen vales de compra que no tienen fecha de caducidad.
Ambos comerciantes calculan que en todo este tiempo habrán hecho unos 150 o 200 viajes al Banco de España. Hoy en día, las visitas son más de tarde en tarde, aunque dos veces al año no se las quita nadie. “El ritmo de compras en pesetas se ha reducido, pero el goteo nunca ha cesado”, comenta Barnils. Sin ir más lejos, hace unos días, vendió género por 12.000 pesetas.
2020, límite para canjearlas
Según datos del Banco de España, a lo largo del año pasado (hasta noviembre de 2014, últimas cifras disponibles) se canjearon monedas y billetes por valor de 8 millones de euros. Hace años que el ritmo del canje se ha estabilizado –en abril de 2003 ya se habían vuelto un 93%- pero según cálculos del organismo público aún quedan por cambiar 1.664 millones de euros, de los cuales 860 millones son en billetes y 804 en monedas. Por abultada que parezca la cifra, desde el Banco de España se afirma que supone aproximadamente el 3,4% del saldo total que había en circulación el 31 de diciembre de 2001, cuando la peseta dejó de ser divisa de pago.
Para algunos, sin embargo, las pesetas todavía son una oportunidad de hacer caja. Al poco de la llegada del euro, Teixidor vio que las pesetas podían ser un “reclamo” para su negocio y a día de hoy asegura haber retenido unas ventas que en otras circunstancias hubiera dejado de hacer. “Nadie va al Banco de España a cambiar 500 pesetas, en cambio sí pueden comprar algún objeto por ese dinero en mi tienda”, asegura. Aunque las ventas en pesetas van a la baja – “cada vez vienen menos clientes a comprar con pelas“- , reconoce que su negocio, el del coleccionismo, se presta a hacer operaciones de este tipo porqué hay objetos de importes pequeños. Las únicas válidas son solo las que estaban en circulación a finales del 2001, pero él también acepta las anteriores a esta fecha que están en buen estado para posteriormente venderlas a aquellos que cambian y coleccionan monedas antiguas.
Estrategia comercial
Su estrategia comercial sigue aún un puñado de tiendas en toda España. En Santa Coloma de Gramenet, se encuentra otro negocio que cuelga en la puerta el cartel de “se aceptan pesetas”. Ramon Barnils regenta desde hace cuatro décadas Nova Moda, una corsetería que ahora se ubica delante del mercado Sagarra. Igual que Teixidor, el comerciante colomense vio en la vieja divisa un filón para aumentar sus ventas y dos años después de su retirada oficial, allá por 2004, decidió darle a la rubia una segunda oportunidad. “Los comerciantes aplicamos el ingenio para vender más y eso fue lo que hicimos. Con el tiempo se ha constatado que la estrategia ha dado sus frutos”, explica con orgullo.
Barnils estima que en diez años ha hecho ventas por valor de unos 8 millones de pesetas. “La mayoría de clientes vienen con cantidades pequeñas que se han encontrado haciendo mudanzas en casa de padres o abuelos, detrás de algún cuadro, debajo del colchón o de una baldosa, en algún bolsillo… las anécdotas son infinitas”, apunta. Y prosigue: “En realidad, ven una oportunidad para deshacerse de un dinero con el que no contaban y que no iban a cambiar por euros expresamente”. Ni Barnils, ni Teixidor dan cambio en euros y aceptan compras de importe exacto –o pagar el resto en euros si a los clientes no les llega con las pesetas-. En el caso del establecimiento de Santa Coloma, también hacen vales de compra que no tienen fecha de caducidad.
Ambos comerciantes calculan que en todo este tiempo habrán hecho unos 150 o 200 viajes al Banco de España. Hoy en día, las visitas son más de tarde en tarde, aunque dos veces al año no se las quita nadie. “El ritmo de compras en pesetas se ha reducido, pero el goteo nunca ha cesado”, comenta Barnils. Sin ir más lejos, hace unos días, vendió género por 12.000 pesetas.
2020, límite para canjearlas
El Banco de España asegura que resulta “imposible hacer una estimación de cuántas pesetas quedarán finalmente sin canjear” y añade que “inevitablemente” un porcentaje de billetes y monedas no retornará nunca porqué “formarán parte de colecciones, habrán quedado en manos de los ciudadanos como recuerdo o se habrán perdido o destruido”. Hace dos años, el organismo público comunicó que el período de canje finalizará el 31 de diciembre de 2020. Pasada esa fecha, las pesetas no podrán cambiarse en el Banco de España por ninguna moneda de curso legal. Los rezagados aún pueden rebuscar por casa. Tienen siete años por delante y algunas tiendas donde gastárselas.
Premien 106 establiments centenaris
06/05/2003 10:00h
La Generalitat de Catalunya ha distingit les empreses i les entitats comercials que han destacat per la seva competitivitat, innovació i qualitat en el servei al consumidor. També han premiat 106 comerços centenaris de tot Catalunya que han rebut el guardó del Govern com a reconeixement per tot un segle consagrat a l’activitat comercial. El conseller en cap, Artur Mas, i el conseller de Treball, Indústria, Comerç i Turisme Antoni Fernández Teixidó han lliurat els premis en el marc de la Festa del Comerç de Catalunya que s’ha celebrat al Palau Sant Jordi de Barcelona.Premis a la iniciativa comercial 2002
També s’han lliurat els premis a la iniciativa comercial de l’any passat. En la present edició, les petites i mitjanes empreses guardonades són Cacao Sampaka, especialitzada en xocolates, Gerplex Casa Viva, dedicada a la llar i Òptica Salas, fundada l’any 1860.
En la categoria de Petites i Mitjanes Empreses, el premiat és el Club Alimenta’t bé mentre que els guardonats com entitats representatives d’un col·lectiu territorial de comerciants són el Sant Antoni Centre Comercial (Barcelona), el Centre d’Iniciatives i Turisme del Vendrell (el Baix Penedès) i Viladecans Eix Comercial (el Baix Llobregat).
Premis als establiments centenaris
Aquests guardons són un reconeixement de la Generalitat a la trajectòria d’aquests establiments per mantenir un servei sense interrupcions durant un segle, adaptant la seva gestió als canvis en els hàbits de compra.
- Província de Barcelona: Alt Penedès: Pastisseria Pascual, a Gelida. Anoia: Forn de pa Xata i, Forn Sabaté, a Capellades; Perfumeria Cal Gaspar, Pastisseria Pla i, Roset, a Igualada; Bages: Cal Tuta, a Artés; Pastisseria Gramunt, a Avinyó; Fleca Jordi Casas, a Monistrol de Montserrat; Baix Llobregat: Forn pa pastisseria Cardona, a Corbera de Llobregat; Pastisseria Ferran, a Esparraguera; Parera, a Martorell; L’Estanc, a la Palma de Cervelló; Casa Puig Rodés, al Prat de Llobregat; Pastisseria Permanyer, a Cervelló; Cal Marc, a Sant Feliu de Llobregat; Ca l’Eloi-Ca la Magda, a Olesa de Montserrat. Barcelonès: Cistelleria Castell; Pastisseria Mayol; Mur animalons; Plats i Olles ‘’Opcions Mil’’; La Marina (Mercat de Sant Antoni); Graner Sala; Foix de Sarrià; Magatzems El Pilar; Fruites i Verdures Sicart (Mercat de la Concepció); Marroquineria Els Angels (Mercat Abaceria); Peixateria Ignasi i Conxita (Mercat del Clot); Carns Batllori (Mercat de la Barceloneta); Pastisseria Vives; Joguines Monforte; Ferreteria Porxas; Fleca Comtal; Camiseria Pons; Pastisseria Baylina; Okey; Farmàcia Casanellas Martí; Floristeria Fraguela-Pardell; Peixos Vila; Peixateria Tonet de Gràcia i; Barberia Colomer, a Barcelona; Berguedà: Carnisseria Alsina, a Berga; Casa Santmarcó, Mobles Solsona, Confeccions Masforroll i, Estanc exp. 3, a Gironella; Ca l’Agustí, a Cercs; Joieria Climent i Casa Altimiras, a Puig-Reig; a Gironella. Maresme: Forn Can Moré i Sabater, a Argentona; Pastisseria Alsina, a Sant Andreu de Llavaneres; Forn de pa Suñé, a Malgrat de Mar; Pastisseria Mayol, a Pineda de Mar; Carnisseria Vives Clos, a Calella; Espardenyeria Rifà i J. Ramon Vilà, a Arenys de Munt; Osona: Llibreria Anglada; Ferreteria Furriols i Ca la Teresona, a Vic; Can Teiona i, Pastisseria Alimentació Prat, a Roda de Ter; Can Coma, a Sant Quirze de Besora. Vallès Occidental: Forn Viñas, a Castellar del Vallès; Forn Cal Fèlix, a Castellbisbal; Paloma Centre Comercial, a Terrassa; Cansaladerias Aluju, a Rubí; Pastisseria Alegret, a Sant Cugat del Vallès; Vallès Oriental: Pa Mollet, a Mollet del Vallès; Tomas Colomer, Barbany i, Ferreteria Canal , a Granollers; Can Boter, a Parets del Vallès; Perruqueria Masculina Nero i Matalasseria Baladia, a Llinars del Vallès.
- Província de Girona: Alt Empordà: Fajol i Calçats Roig, a Figueres; Sabateria Cama, Farmàcia Suñer, Joieria Gich, a Palafrugell; Casa Saleta, a Santa Cristina d’Aro; Casa Gareta, a Sant Feliu de Guíxols. Gironès: Duran, a Cassà de la Selva. Ripollès: Garriga Òptics, a Ripoll. La Selva: Pastisseria Ponsa, a Breda. La Cerdanya: Botiga Nova, a Bellver de Cerdanya.
- Província de Lleida: La Noguera: Rellotgeria Joieria Jesus Auberni, Bonet, Busquets, Teresa Planes i, Calçats Enecón, a Balaguer. Pallars Jussà: Vins i Licors Portet i Rellotgeria joieria Parrau, a La Pobla de Segur. Segrià: Pastisseria Tor, a Lleida. Solsonès: Cal Jaumet del Forn, a Solsona. Urgell: Delfin Detall, a Tàrrega.
- Província de Tarragona: Baix Camp: Merceria Sardà, El Barato i, Òptica Salas, a Reus. Baix Penedès: Carnisseria Borrell, a Llorenç del Penedès; Papereria Impremta Carné i Impremta Ramon, a El Vendrell. Conca de Barberà: Ca La Cotillaire, a Santa Coloma de Queralt. Tarragonès: Calçats Perpinyà i Òptica Buduesca, a Tarragona. Montsià: Llibreria Virma, a La Sènia. Terra Alta: Ferreteria Barrubes, a Gandesa.
Pagar en pesetas a precio de euros
Fernando Losada, dueño de la papelería número 3 de la calle de Alameda del barrio de las Letras acepta compras en la antigua moneda
“¿Pagará en pesetas o en euros?”. “En pesetas, por favor”. Este diálogo se escuchó, sobre todo al principio, en las tiendas españolas durante los dos primeros meses de 2002, periodo en el que circularon las dos monedas. Ahora se puede oír de nuevo, desde abril, en una papelería-librería del barrio de las Letras. En realidad, su propietario ya había probado esta fórmula durante dos meses de 2003. Este año retomó la iniciativa y la ha prorrogado indefinidamente.
La peseta dejó de tener curso legal el 1 de marzo de 2002. Desde el 1 de julio de ese año, sólo se puede cambiar por euros en el Banco de España, sin límite de tiempo. La entidad acepta todos los billetes y las monedas de la ya extinta pela. En 2007 se entregaron 5.158 millones de pesetas (31 millones de euros), pero aún quedan 300.000 millones de pesetas en los bolsillos de los españoles (1.780 millones de euros), según la entidad. “La gente sigue sacando pesetas hasta debajo de las piedras”, exclama un empleado encargado del cambio en el Banco de España.
En 2003 aceptó el pago en su tienda con pesetas, porque “la gente todavía tenía en casa, no las había cambiado. No fue por nostalgia, fue más bien una campaña publicitaria”, cuenta. Las ventas aumentaron, dice, aunque no demasiado. Este año decidió repetir, “por la crisis, así se puede tirar de retales”, añade.
La maquinita que convierte a euros resulta imprescindible en el mostrador. Los compradores entregan pesetas y se llevan bolígrafos, libros o cuadernos, y la papelería les da la vuelta en euros, pero Losada ha puesto la condición de que tienen que ser menos que tres. Así que si uno compra, por ejemplo, un libro de 20 euros con un billete de 5.000 pesetas, tiene dos opciones. O compra otra cosa por valor de 10 euros, o pierde siete euros en el cambio. Doble negocio. Después, el comerciante lleva lo recaudado al Banco de España.
Esta peculiar operación cambio comenzó en abril y tenía previsto terminar en mayo, pero la buena acogida que ha tenido hizo que se ampliase el plazo. Los paseantes quedan perplejos al ver el cartel del escaparate que reza “aceptamos el pago en pesetas”. “Les hace gracia, hay quien piensa que lo cogemos para coleccionar”, relata Fernando. Y en efecto, conserva verdaderas joyas de colección que le han entregado a cambio de una caja de rotuladores, como un billete verde de 1.000 pesetas impreso por una sola cara. Una señora que acudió con 25 monedas de una peseta se llevó el artículo más barato, un sacapuntas. Con la antigua moneda adquieren, sobre todo, libros. “De los 50 ejemplares que hemos vendido del último libro de Ruiz Zafón, 40 los han pagado en pesetas”, cuenta el dueño. En agosto, Losada cierra por vacaciones. Ayer, aseguraba que aprovechando la vuelta al cole, en septiembre retoma el pago con las pesetas que, paradójicamente, le están ayudando a pasar la crisis.
http://elpais.com/diario/2008/07/30/madrid/1217417066_850215.html
La peseta dejó de tener curso legal el 1 de marzo de 2002. Desde el 1 de julio de ese año, sólo se puede cambiar por euros en el Banco de España, sin límite de tiempo. La entidad acepta todos los billetes y las monedas de la ya extinta pela. En 2007 se entregaron 5.158 millones de pesetas (31 millones de euros), pero aún quedan 300.000 millones de pesetas en los bolsillos de los españoles (1.780 millones de euros), según la entidad. “La gente sigue sacando pesetas hasta debajo de las piedras”, exclama un empleado encargado del cambio en el Banco de España.
La ‘operación cambio’, que empezó en abril, se prorroga indefinidamente
En 2003 aceptó el pago en su tienda con pesetas, porque “la gente todavía tenía en casa, no las había cambiado. No fue por nostalgia, fue más bien una campaña publicitaria”, cuenta. Las ventas aumentaron, dice, aunque no demasiado. Este año decidió repetir, “por la crisis, así se puede tirar de retales”, añade.
La maquinita que convierte a euros resulta imprescindible en el mostrador. Los compradores entregan pesetas y se llevan bolígrafos, libros o cuadernos, y la papelería les da la vuelta en euros, pero Losada ha puesto la condición de que tienen que ser menos que tres. Así que si uno compra, por ejemplo, un libro de 20 euros con un billete de 5.000 pesetas, tiene dos opciones. O compra otra cosa por valor de 10 euros, o pierde siete euros en el cambio. Doble negocio. Después, el comerciante lleva lo recaudado al Banco de España.
Esta peculiar operación cambio comenzó en abril y tenía previsto terminar en mayo, pero la buena acogida que ha tenido hizo que se ampliase el plazo. Los paseantes quedan perplejos al ver el cartel del escaparate que reza “aceptamos el pago en pesetas”. “Les hace gracia, hay quien piensa que lo cogemos para coleccionar”, relata Fernando. Y en efecto, conserva verdaderas joyas de colección que le han entregado a cambio de una caja de rotuladores, como un billete verde de 1.000 pesetas impreso por una sola cara. Una señora que acudió con 25 monedas de una peseta se llevó el artículo más barato, un sacapuntas. Con la antigua moneda adquieren, sobre todo, libros. “De los 50 ejemplares que hemos vendido del último libro de Ruiz Zafón, 40 los han pagado en pesetas”, cuenta el dueño. En agosto, Losada cierra por vacaciones. Ayer, aseguraba que aprovechando la vuelta al cole, en septiembre retoma el pago con las pesetas que, paradójicamente, le están ayudando a pasar la crisis.
http://elpais.com/diario/2008/07/30/madrid/1217417066_850215.html
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