Hoy se celebran 881 años que Ramiro II entregó el Reino de Aragón (y su hija) a los condados catalanes confirmando su sumisión a Ramón Berenguer

Hoy se celebran 881 años que Ramiro II entregó el Reino de Aragón (y su hija) a los condados catalanes confirmando su sumisión a Ramón Berenguer

Hoy 27 de agosto se cumplen 881 años de la sumisión del Reino de Aragón bajo los Condados Catalanes. Ante la posibilidad de que el Reino de Castilla se hiciera con el de Aragón, el Rey Ramiro II decidió entregar su reino y su hija a Ramón Berenguer, Conde de Barcelona, con la condición de que mantuviera los fueros aragoneses y la indivisibilidad del territorio. En la famosa Confirmación de Ayerbe (1137) el Rey aragonés se comprometía a nunca más hacer ninguna donación sin la aprobación del Conde catalán, haciendo efectiva su total sumisión a este.

Como consecuencia de este tratado la hija de Ramiro II, Petronila, de menos de dos años, era también entregada a Ramón Berenguer con el que se casaría al tener la edad apropiada. En definitiva Ramiro II cedió su reino incluso antes de que se materializara el enlace entre su hija y el Conde de Barcelona. Petronila fue enviada a Barcelona donde fue educada siguiendo las normas y tradiciones de la Casa de Barcelona, incluso hablando en catalán como lengua principal.
El contrato matromonial firmado por Ramiro II de Aragón reza así: “Yo, Ramiro, por la gracia de Dios rey de Aragón, te doy a tí, Ramón, conde y marqués de Barcelona, mi hija por mujer, con todo el reino de Aragón integramente, tal como mi padre Sancho, y mis hermanos Pedro y Alfonso no lo tuvieron ni poseyeron nunca mejor, ellos ni nadie a través de ellos, salvados los usos y costumbres que mi padre Sancho y mis hermanos Pedro y Alfonso, tuvieron en su reino.”
El Rey aragonés entrega sus reino como él mismo indica a cambio de que se respeten sus usos y costumbres así como su límite territorial.
También en este acuerdo Aragón adoptó la bandera catalana que representaba a la unidad resultante de los condados catalanes con el Reino de Aragón. Por mucho que algunos historiadores financiados por el Gobierno de Aragón hubieran querido vivir bajo Castilla en vez de bajo Catalunya, la historia no se puede cambiar. No discutan la realidad y si se quieren enfadar hablen con Ramiro II.

COMENTARIOS

  1. agosto 28, 2018 - 5:58 am
    ¿Que la historia no se puede cambiar? Sí que se puede si se tiene la suficiente falta de escrúpulos, cosa que suele suceder cuando hay conflictos: la primera víctima es siempre la verdad. Dejemos aparte el tono antiaragonés de los comentarios y centrémonos en los hechos documentados. Recordemos que ningún documento habla de sumisión de ningún tipo, que se pacta un “casamiento en casa” según la norma y costumbre aragonesa (Petronila transmite a sus hijos el título real, Ramón Berenguer es nombrado príncipe de Aragón pero se dice taxativamente que nunca será rey, que sus hijos comunes sí lo serán -teniendo como principal el título de Rey de Aragón), y que se hizo masa común entre el Reino de Aragón y el Condado de Barcelona; o sea: ningún territorio se sometió al otro, y la demostración más palmaria de esto es que ambos países siguieron manteniendo sus leyes, monedas, culturas e instituciones de gobierno propias.
    Los reyes de Aragón y condes de Barcelona hablaban aragonés o catalán según dónde residiesen en cada momento o con quién tratasen, incluso dentro de su ambiente familiar íntimo, pero su lengua no definía si eran más catalanes que aragoneses o al revés: simplemente -y menos en la Edad Media- no era un hecho políticamente relevante ya que en esa época la lengua no se asociaba de forma automática con la identidad (en el caso de Aragón ni siquiera en la actualidad) como empezó a estilarse a partir del siglo XIX.
    Por último, la única evidencia de comienzo del uso del emblema de las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo como “señal” identificativo de esta familia de los Aragón (siguieron llamándose así después de 1137 y no se habla en la documentación de la época de Alfonso o Jaime o Pedro de Barcelona sino de Alfonso, Jaime o Pedro de Aragón) es de cuando Ramón Berenguer ya llevaba 20 años siendo príncipe de Aragón, aunque su uso oficial se documenta en el año 1177 cuando su hijo Alfonso éste las adopta como señal identificativa en la campaña militar para la toma de Cuenca. Lo demás, nos guste o no, son especulaciones que en buena praxis histórica no pueden prevalecer sobre los hechos documentados. Por lo tanto, salvo que se demuestre lo contrario, su origen y adopción se produce ya en el seno de la nueva era, de la Corona de Aragón, y por ello no es un emblema catalán ni aragonés, sino de ambos y de los demás territorios que posteriormente tuvieron como soberanos a los miembros de esta familia.
    Por lo demás, gracias a este enlace y unión de Aragón y Barcelona, Ramiro II buscó y consiguió precisamente evitar la anexión de su reino a manos de Castilla. Ello preservó la independencia aragonesa superando los momentos difíciles tras la muerte de Alfonso I y permitió a los barceloneses, que llevaban tres siglos sin hacer prácticamente ningún progreso en su propia empresa de reconquista, contar con las capacidades y energías que les permitieron dar el salto hacia adelante que permitió a la unificación política de Cataluña y su expansión territorial (hacia el sur, no hacia el oeste), marítima, comercial y política. Fue la Corona de Aragón, producto de ese pacto, la nueva entidad política que posibilitó las glorias de nuestra historia común -aragonesas y catalanas- y todos en Aragón estamos orgullosos de ello. Pero se trata de un patrimonio común: no se puede manipular el relato de nuestra historia compartida para acomodarla a las necesidades de los debates políticos actuales que afectan a uno u otro y, menos todavía, para usarla de arma arrojadiza. De ahí la particular importancia del rigor metodológico en la formulación del relato histórico común.
    Un saludo
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    • Noticias Catalunya
      agosto 28, 2018 - 7:46 pm
      Agradecemos en gran medida el esfuerzo del usuario que ha escrito este comentario. En Noticas de Catalunya nos referimos a los documentos de la época donde Ramiro II, en el contrato de matrimonio de Petronila (de 2 años!!) y Ramón Berenguer dice literalmente:
      “En nombre de Dios.
      Yo, Ramiro, por la gracia de Dios rey de Aragón, te doy a tí, Ramón, conde y marqués de Barcelona, mi hija por mujer, con todo el reino de Aragón íntegramente, tal como mi padre Sancho, y mis hermanos Pedro y Alfonso no lo tuvieron ni poseyeron nunca mejor, ellos ni nadie a través de ellos, salvados los usos y costumbres que mi padre Sancho y mis hermanos Pedro y Alfonso, tuvieron en su reino.
      Y te encomiendo todos los hombres del predicho reino en homenaje y juramento, que te sean fieles en lo que se refiere a tu vida, a tu cuerpo, y a todos los miembros que tienes en tu cuerpo, sin fraude ni engaño, y que te sean fieles en lo que se refiere al predicho reino y a todas las cosas que se refieren a él, salvada la fidelidad a mí y a mi hija.
      Todas estas cosas citadas anteriormente yo, el el predicho Ramiro, te las concedo a tí, Ramón, conde y marqués de Barcelona, de tal manera que si mi hija muriese, tu conserves la donación del predicho reino libremente y sin variarla y sin ningún impedimento después de su muerte, si le sobrevivieras….”
      Segú la RAE, entregar es 1. tr. Dar algo a alguien de ahi nuestro uso de la palabra entregar en el titular.
      A parte es reconocido que al entregar su reino a Ramon Berneguer Ramiro puso condiciones: respetar los fueros, la integridad territorial y seguir siendo nombrado como Rey (de manera honorífica) mientras viviera. Y en Ayerbe Ramiro firmó no hacer nunca más donaciones sin tener el permiso de Ramón Berenguer.
      El tono anticatalán de su comentario incluso parece ofensivo. Si que es cierto que al ganar un espacio “amigo” en el oeste los “catalanes” pudieron centrarse en las conquistas del mediterráneo, mientras los aragoneses lograron conquistar una parte de lo que ahora se conoce como País Valencià.
      Sobre la bandera no hace falta leer mucho para conocer el origen y ver los documentos que demuestran que el Reino de Aragón usó esa bandera a partir de dicho matrimonio.
      Lo más triste de todo, es que esta verdad sea discutida por los historiadores aragoneses, quizás enfadados porque su rey Ramiro decidió dar su reino (palabras literales de Ramiro) a Ramón Berenguer y no a los castellanos.
      NdC
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      • agosto 28, 2018 - 9:55 pm
        Así es, el documento (que es uno de los al menos once que componen la colección de actos escritos directamente relacionados con los esponsales de Petronila y Ramón Berenguer) dice eso, lo cual es consecuente con la institución hereditaria aragonesa del casamiento en casa, una norma de tradición típicamente altoaragonesa (y Ramiro II y su familia lo eran) destinada a garantizar la unidad del casal cuando no hay un heredero varón mediante la transmisión de los derechos hereditarios a través de las mujeres hacia los hijos que tengan de su matrimonio con el que “viene de fuera a casar”. Es una figura propia de las normas de raíz indígena que predomina en el derecho civil aragonés, derecho que contrasta (y por eso lo llamamos en Aragón “fuero”) con la fuerte impronta del derecho romano de los derechos civiles catalán o castellano. De ahí la frecuente confusión que genera la interpretación de esta institución y, por ejemplo, el matrimonio de Ramón Berenguer y Petronila) entre quienes están acostumbrados a concebir las sucesiones alrededor del linaje personal por línea masculina de las familias (tal es el caso la mayoría de los países mediterráneos que han evolucionado desde la tradición jurídica romana). En Aragón lo jurídicamente relevante es la casa (con sus componentes materiales e inmateriales) como línea de continuidad de la familia, no la sucesión por linaje masculino. Así pues, la denominación que se considera relevante a efectos identificactivos y de legitimidad es el de la casa, aquello que permanece, no el patronímico de cabeza de familia, que puede variar. Al respecto de esto, y por su facilidad de consulta (aunque podemos aportar la pertinente bibliografía científica al respecto si se desea) consideramos que queda muy bien expresado en este artículo de la Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Casamiento_en_casa#cite_note-9
        No obstante lo anterior, y entrando a valorar el concepto o argumento de la “sumisión” que preside la noticia que ustedes publican (aspecto que en el casamiento en casa, simplemente no ha lugar plantearse: antes bien, aquí se considera que -al menos de partida- tanto la “heredera” y su familia como el marido que “viene a casar a casa” cierran un acuerdo mutuamente ventajoso) consideramos imprescindible transcribir el documento completo para apreciar hasta que punto, las cosas estaban mucho más equilibradas de lo que su artículo pretende mostrar. Veamos qué dicen los párrafos finales:
        “Pero entretanto, si algo de aumento o de transmisión de la honores o fortalezas del predicho reino, yo viviente, te quisiese hacer, bajo la citada fidelidad de los hombres [que las detentan] firme e inmóvil permanezca.”
        “Y yo predicho Ramiro sea rey, señor y padre en el citado reino y en todos tus condados, mientras me plazca.”
        “Lo que es hecho el día 11 de agosto del año de la encarnación del Señor de 1137, reinando el citado rey Ramiro”. (…)
        De acuerdo con esto último… ¿quién se “somete” a quién? ¿Es riguroso hablar de “sumisión” de Aragón a Cataluña (en puridad, a Barcelona) después de llegar a leer el documento hasta el final? Está bien citar los documentos, pero hay que citarlos completos en todo lo que es relevante. Así es: Ramiro II de Aragón fue “rey, señor y padre” en el reino de Aragón y en los condados catalanes que poseía Ramón Berenguer. ¿Qué titular habría que haber puesto a su artículo si se hubiesen atenido ustedes al documento completo? ¿Les hubiese seguido interesando publicar un artículo sobre esta efeméride?
        En la Fundación Gaspar Torrente pensamos que entre sociedades fuertemente imbuidas en la cultura del pacto como son la aragonesa y la catalana, no deberíamos tener dificultades en comprender que el acuerdo de 1137 es equilibrado (hoy se diría en inglés un “win-win scenario”). Se fusionan dos familias y sus herederos comunes gobiernan en Aragón y en Barcelona, acumulando los títulos de rey de Aragón y conde de Barcelona. Su intención es hacer masa común, pero pronto se evidencia que sus respectivos sistemas jurídicos, económicos y sociales no se pueden fundir en uno solo, situación que acabaría singularizando oficialmente cada uno de los territorios y jurisdicciones la “repartición” de Jaime I, en un proceso que no quedaría del todo cerrado hasta el reinado de Jaime II con un epílogo (el del Valle de Arán) a comienzos del siglo XV.
        Sin acritud: los aragoneses no conquistaron una parte del Reino de Valencia; lo conquistaron todo él, como también hicieron los catalanes. Las corrientes repobladoras son otra cosa, y territorialmente cada grupo humano tendió a moverse por contigüidad con sus territorios de partida, eso es innegable. Como también es innegable la repoblación del nuevo reino valenciano con pobladores que no eran única o siquiera mayoritariamente catalanes: el mayor contingente, por cierto, no era de catalanes ni tampoco vino de Aragón, sino de Castilla y Navarra. ¿Sorprendente? Tanto le sorprendió (desagradablemente) a Próspero de Bofarull i Mascaró, director del Archivo de la Corona de Aragón, que a mediados del siglo XIX decidió reescribir el Llibre del Repartiment del Regne de València para “aumentar” la proporción de catalanes entre los repobladores. Como los malos periodistas, este mal historiador quiso escribir un titular que le gustaba, pero como la realidad no se lo respaldaba pues decidió “modificar” la realidad. Otra nota pertinente: en Aragón también se habla catalán, puesto que parte del territorio “cuna” de esta nuestra lengua compartida es y ha sido siempre, ab origine, aragonesa y no otra cosa. Este hecho relaciona lingüísticamente a Aragón y Lérida con Valencia de forma muy estrecha, como pueden constatar en Barcelona y demás comarcas del Este de Cataluña cuando viajan al Pais Valenciano.
        Sobre la bandera, nos atenemos a lo dicho: nada prueba su existencia y uso por los condes barceloneses antes de la década de 1150 y solo se oficializa su uso como emblema de los reyes de Aragón y condes de Barcelona en 1177 y por Alfonso II, hecho que por lo menos sí está recogido por la Crónica de San Juan de la Peña:
        “…mudó las armas e senyales d’Aragón e prendió bastones…”
        Por todo lo anterior, los aragoneses no estamos enfadados con el rey Ramiro. Antes bien, tenemos una gran devoción y cariño por un rey astuto, con gran visión estratégica y de Estado que consiguió superar con habilidad una situación extremadamente complicada frente al rival castellano. También reconocemos en Ramón Berenguer IV a un estadista hábil que buscó el bien de todos sus territorios y cumplió leal, honrada y fielmente con sus compromisos con su propia familia y con la familia de su esposa (que es lo mismo que decir con ambos pueblos). Los aragoneses nos congratulamos por haber llegado a este acuerdo tan equilibrado con el conde de Barcelona que preservó la independencia aragonesa frente al peligro cierto de anexión por Castilla. Fue un éxito con el que catalanes y aragoneses tenemos que regocijarnos pues sus consecuencias fueron mucho más allá de garantizar la mera supervivencia de nuestros países: fue el inicio de una cooperación que nos puso en la vanguardia de la historia europea durante los siglos posteriores.
        Nadie, pues, debería prestarse a lanzar titulares y conclusiones haciendo una lectura selectiva de una historia que hay que contar completa para darse cuenta de que, con rigor y honestidad, ni de lejos debe usarse como arma arrojadiza o simple y pueril argumento de “chincha rabieta” entre pueblos hermanos. Por muy tendador que pueda resultar esto en el actual contexto de crispación y por mucho que nos haya tocado vivir en la era de la posverdad y de las redes sociales llenas de opinadores viscerales de encefalograma plano.
        Fundación Gaspar Torrente
      • Noticias Catalunya
        agosto 28, 2018 - 10:57 pm
        Una vez más agradecemos el tono de su comentario comparado con centenares de comentarios de aragoneses que llegan a nuestro medio.
        Seguimos con la conversación:
        Es evidente que el Rey Ramiro II quiso mantener su título honorífico a pesar de entregar su reino y su hija a Ramón Berenguer para no quedar un don nadie después de haber sido Rey. Se trata de un caso de titulitis muy comprensible en el caso de Ramiro II pero que ha llevado a lecturas totalmente equivocadas sobre la donación de su reino. Además este tema ya lo hemos tocado tanto en la noticia como en el comentario que le hemos dejado: “A parte es reconocido que al entregar su reino a Ramon Berneguer Ramiro puso condiciones: respetar los fueros, la integridad territorial y seguir siendo nombrado como Rey (de manera honorífica) mientras viviera.”.
        Nadie ha limitado el texto del contrato pero hemos publicado lo que tiene un valor más notable: la entrega de un reino al Conde de Barcelona.
        Lo que sí que está claro, a nuestro entender que mientras Ramiro II no tiene nunca ningún tipo de poder de decisión sobre los Condados Catalanes, sí que lo tiene Ramón Berenguer sobre el Reino de Aragón , si bien es cierto que no se llamará Rey hasta que el titulo pase a su hijo con Petronila. Cabe recordar que Petronila es entregada con dos años y enviada al instante a Barcelona, lo que parece una sumisión de facto a la Casa de Barcelona. También es cierto que en la época el hombre tenía más relevancia social que la mujer. De ahí el comentario.
        Una vez solventado el caso de la sumisión, que no rendición, del Reino de Aragón a la Casa de Barcelona podemos hablar del win-win para ambos lados. Parece evidente que Ramón Berenguer no se casaría con alguien si no tuviera condiciones ventajosas para él, pero lo que sí que es cierto que quien estaba bajo una gran presión por parte en esta caso del Reino de Castilla era Aragón. La necesidad del matrimonio por parte de Ramiro II (contra la opinión de muchos nobles aragoneses) era tan grande que entregó a su hija con dos años! ¿Qué Rey entregaría a su hija a los dos años si no estuviera desesperado por casarla? Por muy siglo XII que fuera. La boda fue la salvación del Reino de Aragón y, como también le he comentado en el otro comentario, sirvió para que los condes catalanes apaciguaran su frontera oeste y así poder expandirse en el mediterráneo.
      • Noticias Catalunya
        agosto 28, 2018 - 11:15 pm
        Finalmente sobre la senyera catalana su primera muestra en la historia es en los sarcófagos de Ramon Berenguer II y Ermessenda de Carcasona, conde y condesa de Barcelona, si es cierto que en ese caso no se reducia tan solo a cuatro raya rojas ya que el número era indeterminado. Tiene sentido que el rojo y amarillo fueran el emblema de la Casa de Barcelona ya que eran los colores usados por lo estados que quedaban bajo influencia pontificia, cosa que tanto Navarra como Aragón dejaron de hacer después de ser nombrados reinos. De aquí la diferencia entre Rey y Conde, y de aquí la razón por la cual la franjas rojas sobre fondo amarillo son el emblema de la Casa de Barcelona, que después también acabará siendo de Aragón, Baleares, valencia y tantas otras zonas del mediterráneo como se ve viajando un poco.
        No tiene nada de malo que al unir las dos familias, una casi a la desesperada y la otra en una posición mucho más ventajosa, todos acabaran usando el mismo emblema y bandera. De ahí que se pueda decir, con mucha seguridad, que la senyera tiene origen en los condados que forman la proto Catalunya, con sentimiento de unión entre ellos.
        Saludos
      • agosto 29, 2018 - 2:39 pm
        El documento dice lo que dice y, como todos los documentos con valor jurídico, se está ante todo a su tenor literal. Eso lo sabe cualquier abogado o juez hoy y en la Edad Media. El que pusiese condiciones se debe, además, a que no se trató de una liberalidad, sino de un designio político-familiar que se formalizó con un pacto matrimonial.
        No dramaticemos con lo de los dos años de edad de Petronila: en la Edad Media entre los poderosos (estuvieran en apuros o no, simplemente por mero interés) no era nada raro firmar compromisos matrimoniales de este tipo con niños de corta edad. No obstante, se esperó a que Petronila alcanzase la edad de 14 años (la edad legal a partir de la cual -al menos en Aragón- un menor podía casarse) para celebrar el matrimonio.
        Ramiro se retiró de la vida pública una vez que dejó en manos de Ramón Berenguer la gestión del gobierno y no ejerció (al menos que yo sepa) su reserva de autoridad sobre el reino y condados. Podía haberlo hecho si Ramón Berenguer no se hubiese comportado como un leal príncipe de Aragón y un eficaz gobernante. Acertó en la elección de su aliado y yerno y conocía bien la exitosa trayectoria de su familia al frente de los condados. ¡Un brindis por el conde que se convirtió en príncipe y que fue padre de reyes! Eso sí: siendo incuestionable que el hombre era más preponderante que la mujer en la Edad Media, en Aragón, a diferencia de lo que sucedía en los Estados de derecho de base romana, las mujeres aragonesas, que no podían ejercer por sí mismas la legítima jurisdicción, sí que eran sin embargo depositarias y transmisoras de ésta a sus descendientes a falta de un varón en la línea sucesoria. Por eso a Ramiro, que había sido monje y seguía teniendo íntima vocación de tal, le bastaba con tener una hija para permitirse repudiar a su mujer nada más dar a luz: no le hacía falta un varón para posibilitar la sucesión de su casa y su reino.
        Lo del señal, tema meramente accesorio al principal que hemos tratado, es harina de otro costal. Las especulaciones sobre los colores pintados en las tumbas de algunos condes son solo eso: especulaciones. Algunos ejemplos dados se ha demostrado que correspondían a repintados de época posterior. La antigüedad de algunos precedentes que se esgrimen a veces se anticipa en muchos años al nacimiento mismo de los usos heráldicos, correspondiendo a motivos que no eran sino decorativos y que se han encontrado en tumbas y estancias por toda Europa. Tan especulativos como los cordones de lemnisco de las bulas papales que esgrimen Fatás o Montaner para reclamar el posible origen aragonés. Hay cosas que pueden tener sentido y, sin embargo, no verificarse en la realidad. En esa figuración razonable se basan las especulaciones, que son útiles como recursos analíticos; pero no se debe dar el salto de hipótesis a tesis sin obtener pruebas o, como mínimo, una amplia colección de evidencias inequívocas. Así pues, no se puede decir sobre este emblema ninguna cosa “con mucha seguridad” antes de 1150. Hoy por hoy la “mucha seguridad” en lo que a este asunto se refiere solo podemos datarla mucho después, con evidencias materiales plasmadas en los sellos de Ramón Berenguer, príncipe de Aragón, en la década de 1150 y la información concreta (año 1177) que aporta la Crónica de San Juan de la Peña.
        Una aclaración: la infeudación de Aragón a la Santa Sede se inició con Sancho Ramírez, hijo de Ramiro I y padre de Ramiro II, quienes pagaron anualmente 300 mancusos de oro al Papa. Esta relación de infeudación y pago del reino aragonés se mantuvo y se renovó con motivo de la coronación en Roma de Pedro II en 1204.
        Agradecemos igualmente el tono y el esfuerzo clarificador. En Aragón también recibimos muchas invectivas y expresiones de agresividad verbal. Ello demuestra hasta qué punto es necesario introducir sosiego, buen sentido, respeto, proporción y nociones de igualdad universal de naciones y personas. Nadie somos somos más que nadie…
        …pero tampoco menos.
        Saludos
      • Noticias Catalunya
        agosto 30, 2018 - 12:32 am
        Gracias de nuevo por sus comentarios. Podríamos seguir con esta conversación por mucho tiempo. Nos queda recordar que nosotros hemos hecho referencia al Contrato Matrimonial y a la Confirmación de Ayerbe. Nadie es más ni menos pero incluso sus informados comentarios son vistos como pro Catalanes dentro de la nueva historia inventada por muchos aragoneses y financiada por los gobiernos aragoneses para separar lo que Ramiro unió con la donación.
        Se puede hablar de historia de manera educada y adulta, pero los comentarios de, y repito, centenares de aragoneses que recibimos no tienen ni el tono ni el fondo de lo que ustedes comentan. En el fondo su visión de lo sucedido no es tan distinta de la nuestra basada en documentos oficiales de la época.
        Saludos cordiales y esperamos podr seguir sus trabajos.
  2. agosto 30, 2018 - 10:08 pm
    Quiero agradecer las explicaciones realizadas. A pesar de ser contrastadas, aclaran algunos aspectos concretos de la historia de una manera seria y científica. Lo digo porque cada vez resulta más difícil entablar estas discusiones en internet. A menudo queremos adaptar la historia a los intereses políticos actuhttps://noticiasdecatalunya.com/hoy-se-celebran-881-anos-ramiro-ii-entrego-reino-aragon-hija-catalunya-confirmando-sumision-ramon-berenguer/ales.

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