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“El TTIP dará poder a los lobbies para que extiendan su dominio hasta Europa”“tratado vampiro”y caballo de Troya de las multinacionales

“El TTIP dará poder a los lobbies para que extiendan su dominio hasta Europa”

Media docena de expertos reunidos por el grupo de Los Verdes desgranan en Bruselas los peligros del acuerdo comercial UE-EEUU, y rebaten los argumentos genéricos de los representantes de las instituciones europeas para defender el tratado.

Una manifestación en Bruselas contra el TTIP.- EFE
EFE
BRUSELAS.- Muchos lo han llamado “tratado vampiro”, otros lo ven como el caballo de Troya de las multinacionales, pero para la Comisión Europea es un acuerdo capaz de crear empleos y riqueza, además de mejorar las normativas existentes a ambos lados del Atlántico. O al menos así lo afirman, aunque hay varios aspectos sobre el tratado de libre comercio entre la UE y EEUU que los portavoces de la Comisión no son capaces de defender o siquiera de clarificar.
“El TTIP es una amenaza para los empleos y para las normativas”, aseguraba este miércoles Ska Keller, eurodiputada del grupo de Los Verdes / ALE, en una jornada organizada por su grupo parlamentario en Bruselas para profundizar en las pocas ideas que hoy se conocen sobre el polémico acuerdo de libre comercio, negociado en secreto y con el beneplácito de las multinacionales de ambos lados del Atlántico.


“La democracia en la UE está bajo la vigilancia de los lobbies”, explicaba el director del think tank Madriaga College of Europe Foundation, Pierre Defraigne, apuntando que el TTIP servirá para “ceder poder a los lobbies y que extiendan su dominio hasta Europa”.”El TTIP rompe el equilibro entre instituciones y mercados. Se trata de una transferencia de poderes a las multinacionales”, apostilla, en línea con la opinión de media docena de expertos reunidos en la capital belga, presentados y arropados por el coordinador de Política Comercial del grupo, Yannick Jadot.
Empiezan a construir sus críticas sobre los estudios que venden el supuesto crecimiento del PIB que generará el TTIP, y que a ojos de Melinda St. Louis (Public Citizen) manejan “argumentos económicos poco convincentes”, y que “son bastante malos” para Thea Lee (AFL/CIO), aunque además existen otros tantos informes que arrojan conclusiones bien distintas.
Continúan subrayando la intencionalidad geoestratégica del acuerdo para “contrarrestar a China”. “Obama dijo que o fijábamos nuestras propias normas o lo harían los chinos. El objetivo es China”, asegura Defraigne, que recuerda la enorme desigualdad de fuerzas entre EEUU y la UE: una nación de estados federales con una única moneda frente a la asociación económica vigente en el Viejo Continente, en el que sólo 19 países comparten divisa.
Eso, por no hablar del polémico blindaje a las multinacionales o ISDS, que según el representante de la Asociación Federal de Pymes de Alemania, Hans-Jürgen Völz, es un mecanismo innecesario al que las pequeñas y medianas empresas no pueden recurrir debido a su alto coste. “En los últimos años ha habido un aumento exponencial de procesos de arbitraje ISDS”.”Los gabinetes de abogados han entendido que es un tipo de litigio con un gran potencial económico para ellos”, advierte.



Preocupa también el reconocimiento mutuo de normativas que persigue el TTIP, ya que los estándares a ambos lados del Atlántico son, en palabras de Chiara Giovannini (European Consumer Voice in Standarisation) “muy diferentes”, y “no hay margen de maniobra para un reconocimiento mutuo”. Thea Lee advierte que EEUU no permitirá una revisión de los estándares al alza como vende Bruselas, mientras Sharon Treat, de Maine Citizen Trade Policy Commission asegura estar “profundamente preocupada” por la Cooperación Reguladora, otro de los apartados más polémicos del acuerdo. “La CE propugna una Cooperación que plantea que la legislación antes de entrar en vigor se podría cambiar con un Consejo de Cooperación Reguladora que incluya a funcionarios, no a [responsables] electos, y eso llegaría a los gobiernos estatales. Esto es una perversión de la democracia, un proceso que implica un debate público, audiencias, pero luego pasa a esa entidad desconocida, y va a continuar más allá de la aprobación del TTIP: estoy convencida de que los temas polémicos se van a posponer para tratarlos en este Consejo de Cooperación Reguladora”, zanja.

Los argumentos de la Comisión

El representante de la Dirección General de Comercio de la Comisión Europea en el evento, Denis Redonnet, comenzaba su intervención asegurando que no pensaba hacer “valoraciones políticas”, para inmediatamente después responder en cadena a las críticas al TTIP planteadas por los anteriores oradores. “No creo que suponga una pérdida de autonomía o soberanía”; “No me parece que nos falte capacidad para negociar un acuerdo como este”, o “Es un acuerdo necesario” han sido algunas de las afirmaciones de Redonnet, que se jactaba además de que existe un “debate público” sobre el TTIP, algo que los oradores que le precedieron rechazaban recordando la escasa transparencia de las negociaciones.
Apenas una hora después, Peter Chase, de la Cámara de Comercio de EEUU en la capital belga, arrancaba su intervención reconociendo que pretendía convencer a los oyentes “de que el TTIP es bueno”. Chase intentaba despejar las críticas asegurando que hay quienes se sienten “amenazados por la globalización” con este tratado, y afirmando que “la mayoría de estudios y el sentido común dicen que con un acuerdo de libre comercio habrá más empleo”. “El TTIP va a generar empleo porque abre el mercado, quita cargas a los empresarios, les hace más fácil comerciar”, apostillaba, asegurando de paso que el acuerdo no atará las manos de los gobiernos para regular.“El TTIP hará que estén más informados, pero no tendrán las manos atadas para proteger a sus ciudadanos”, apuntaba, defendiendo incluso la cláusula de blindaje a las multinacionales que las multinacionales quieren incluir en el texto final a toda costa. Este mecanismo permite a las empresas demandar a los estados en los que invierten de considerar esas inversiones afectadas por cambios normativos de los respectivos gobiernos, pero Chase insiste en su defensa de este mecanismo, confiando en el cumplimiento de las “promesas” contraídas entre Washington y Bruselas: “EEUU y la UE son dos países que se dicen que van a aceptar inversiones y que van a tratar bien a la otra parte, prometen darse un trato equitativo”, zanjaba, cosechando nuevas críticas.

De hecho, tanto Chase como Redonnet ha seguido a pies juntillas el argumentario de la Comisión para defender el tratado, a pesar de que este no da respuesta a todas las incógnitas y no entra en muchos de los aspectos más espinosos del acuerdo, al que incluso los europarlamentarios tienen un acceso restringido y parcial.
Ska Keller agradecía la presencia de ambos defensores del TTIP en su intervención de cierre, aunque recordaba que el tratado “no ha caído del cielo”, sino que ha sido negociado por la CE “con el mandato de los jefes de Estado” de los 28, y por tanto depende de la voluntad política de la UE y de EEUU que nunca llegue a ver la luz. “Es algo que se puede modificar desde la instancia política, se puede interrumpir”. “Intentan convencernos, y por eso tenemos que aunar fuerzas, mantener la fuerza del debate”. “No vamos a terminar con este debate hoy, seguiremos con él”, prometía.
La posición unitaria favorable al TTIP se resquebraja en algunos partidos, mientras suenan cada vez con más fuerza las voces de los detractores de un acuerdo de libre comercio que deberá ser ratificado por el Europarlamento si la Comisión logra concluir las negociaciones, pero que no habrá pasado por ninguna institución comunitaria elegida democráticamente hasta ese momento. Si finalmente llega a hacerlo.
http://www.publico.es/economia/ttip-dara-lobbies-extiendan-dominio.HTML

TTIP: grans empreses contra ciutadans?

 

La Comissió Europea va presentar els resultats d’una enquesta realitzada durant el 2014 a 869 petites i mitjanes empreses europees. Segons aquesta enquesta, pràcticament la meitat de les pimes europees afirmaven realitzar exportacions als Estats Units de manera regular i, d’aquestes, el 82% afirmaven trobar obstacles al comerç relacionats amb les barreres no aranzelàries
En unes setmanes en què les negociacions entre els representants del govern grec i les institucions internacionals (FMI i Unió Europea) ocupen el centre de la informació econòmica, i tot i que L’Econòmic ja ha dedicat diverses pàgines a aquest tema durant els últims anys, crec que és interessant reprendre el debat sobre l’Associació Transatlàntica de Comerç i Inversió, més coneguda per les seves sigles en anglès, TTIP, de Transatlantic Trade and Investment Partnership.
El TTIP ha estat objecte de negociació entre la Unió Europea i els Estats Units d’Amèrica des del juliol del 2013 i durant l’abril d’enguany es va celebrar la novena tanda de negociacions. L’objectiu de les negociacions és reduir els obstacles al comerç i a la inversió existents actualment entre tots dos blocs econòmics. En concret, es pretén continuar avançant en la supressió d’aranzels (que ja es troben en nivells molt baixos després de les diferents rondes de negociació en l’entorn del GATT i de l’OMC) i en la reducció de les barreres no aranzelàries. Aquest segon punt és el que es destaca com a principal benefici per a les empreses ja que, fins ara, han d’adaptar els seus productes a dues normatives ben diferents. Les negociacions pretenen “acostar” aquestes normatives bé sigui per la via de l’harmonització de les regulacions o bé per la via del reconeixement mutu dels diferents marcs reguladors. Segons els defensors del TTIP, aquesta reducció dels costos de producció derivada de no haver d’ajustar els seus productes a dos marcs reguladors diferents permetria augmentar les possibilitats de negoci de les empreses exportadores, i la major competència permetria, a través de la reducció en el preu dels productes, que hi hagués un clar guany per als consumidors a totes dues bandes de l’Atlàntic.
Ara bé, fins i tot els defensors del TTIP reconeixen que mentre que aquests beneficis es reparteixen entre la major part de la població i tenen un major impacte sobre les petites i mitjanes empreses ja que són les que troben major dificultats respecte a la doble regulació, també hi haurà alguns sectors empresarials que podrien veure’s perjudicats. Així doncs, els detractors del TTIP assenyalen dos grans inconvenients: d’una banda, la percepció que l’acostament dels marcs reguladors entre la Unió Europea i els Estats Units suposarà uns nivells inferiors de seguretat i protecció dels consumidors europeus i, de l’altra, que es podrien accentuar els processos de deslocalització de les grans multinacionals americanes que actualment disposen de plantes de producció a Europa i es destruirien milers de llocs de treball. De fet, s’argumenta que els principals beneficiats d’aquestes negociacions són, precisament, les grans empreses i els seus accionistes. Les iniciatives ciutadanes en oposició al TTIP continuen creixent i guanyant força i al Parlament Europeu cada vegada hi ha més grups contraris o, almenys, escèptics.
Segurament tenint molt presents aquestes crítiques, i coincidint amb la celebració de la darrera negociació, la Comissió Europea va presentar els resultats d’una enquesta realitzada durant el 2014 a 869 petites i mitjanes empreses europees. Segons aquesta enquesta, pràcticament la meitat de les pimes europees afirmava realitzar exportacions als Estats Units de manera regular, i d’aquestes, el 82% afirmava trobar obstacles al comerç relacionats amb les barreres no aranzelàries. En alguns sectors, com ara el d’aliments, begudes i productes agraris, les pimes manifestaven tenir dificultats pel fet d’haver de complir dues normatives de seguretat tan diferents i el fre que suposava a la seva activitat econòmica. En el sector químic o en el tèxtil, en canvi, les principals queixes de les pimes estaven relacionades amb les barreres tècniques al comerç, és a dir, amb aspectes relacionats amb estàndards i certificacions. Per exemple, els productes tèxtils s’han de sotmetre a dos tipus de proves diferents en relació amb la seva inflamabilitat: l’una a la Unió Europea i l’altra als Estats Units, amb el sobrecost que els suposa.
Sembla clar, doncs, que tot depèn del costat d’on es mira, però el que és positiu d’aquest procés és el fet que hi ha un debat públic i que els polítics comencen a tenir present que no poden seguir avançant d’esquena a la ciutadania. Aquest és un canvi important en la política europea. Esperem que hagi arribat per quedar-se.

Una tassa de cafè a la setmana

Diferents estudis han intentat quantificar el possible impacte del TTIP. Fins i tot suposant l’escenari més optimista, l’impacte derivat del TTIP sobre els consumidors és força reduït: entre 1,47 i 2,61 euros per persona a la semana.
http://www.leconomic.cat/neco/article/4-economia/18-economia/870869-ttip-grans-empreses-contra-ciutadans.html

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