Carta de amor a Albert Rivera-Viaje de novios a ninguna parte
Carta de amor a Albert Rivera-Viaje de novios a ninguna parte
Viaje de novios a ninguna parte
Carta de amor de Amor a Albert Rivera
Hay que agradecer a Albert Rivera el sacrificio que ha hecho publicando una epístola moral a sus colegas socialistas para que se animen a apoyar la investidura del emblema de corrupción más vistoso de la democracia europea y alrededores. Es una carta que ha debido de escribirse con una máscara antigás, por la peste que desprende, aunque vete a saber quién la ha escrito en realidad. Lo más seguro (también para la salud) es que alguien se la haya dictado a alguien mediante palabras sueltas porque tres párrafos juntos podrían matar a cualquier incauto de risa, igual que aquel chiste letal de los Monty Python que recitaban los soldados británicos sin tener ni pajolera idea de alemán y con el que los aliados acabaron ganando la Segunda Guerra Mundial.Sin embargo, lo verdaderamente llamativo de su gesto, lo que lo convierte en un acto patriótico, no es el contenido sino la forma elegida para comunicarlo. En pleno descrédito del género epistolar, y con la crisis del papel en primer plano, Albert ha preferido publicar una carta en un diario de tirada nacional en lugar de mandar un correo electrónico, un guasap, un tuit o incluso un emoticono.
El mensaje cabía perfectamente en 140 caracteres (o en el emoticono de una mierda guiñando un ojo) pero él no ha tenido el menor empacho de explayarse en una exhibición de virtuosismo gramatical sin precedentes. Diez párrafos para anunciar una bajada de pantalones y una subida del Ibex.
Por “sentido del Estado”, ese sintagma que es la clave del entusiasmo casadiano, habría tantas cosas que decir que es mejor no decir ninguna. Ya las ha dicho todas Albert al escribir que espera que los socialistas piensen más en nuestro país y menos en quien liderará el PSOE en un futuro próximo. Por el bien de España ha elegido olvidar todas sus promesas de regeneración. El patriotismo -dijo con impecable lucidez el doctor Johnson- es el último refugio de los canallas. A menudo también es el primero.
http://blogs.publico.es/davidtorres/2016/08/15/carta-de-amor-de-albert/
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