A Muret el matí del 12 de setembre de 1213. Un any i tres mesos després de la d’Úbeda (Navas de Tolosa).EL REI, HEUS-EL AQUÍ!»
Muret el matí del 12 de setembre de 1213. Un any i tres mesos després de la d’Úbeda (Navas de Tolosa).EL REI, HEUS-EL AQUÍ!»
EL REI, HEUS-EL AQUÍ!» (Aquí está el rey)
Pere II d’Aragó i Pere I de Catalunya-Aragó
Pronto comenzará la batalla. Condes y Señores observan al rey ensimismado y pensativo. Se acercan al monarca y le avisan que es tiempo de tomar la comunión. Tras comulgar, el rey cierra de nuevo sus ojos y piensa en su hijo heredero de cinco años, comprometido en matrimonio con la hija de su enemigo para evitar la confrontación. Bajo su tutela está ahora el futuro rey de Cataluña y Aragón. Nada parece suficiente para satisfacer la ambición de Simón de Montfort.
Piensa ahora en su fallecida esposa María de Montpelier, en su madre Sancha de Castilla y su padre Alfonso II de Cataluña y Aragón. Dibuja en el recuerdo uno a uno, los rostros de sus hijos mientras esboza una leve sonrisa. Poco le importa convertirse en un rey excomulgado por su amigo, el Papa Inocencio III, el mismo que le coronó y hace un año le apodó “El Católico” pero que ahora defiende los intereses del rey de Francia permitiendo a sus nobles sembrar en tierras occitanas la barbarie y el terror.
En pie, reciben ahora la bendición, luego acuden al encuentro para organizar la disposición. El resto de aliados no tardarán en llegar. Dispuestos a defender la dignidad y el honor, se preparan los hombres de valor. Frente a sus huestes, el rey presiente la dicha vencedor. Recuerda el soñado imperio de su padre, con los Pirineos en el corazón.
Montado sobre su caballo, el rey se dirige hacia la confrontación. Cambiadas las regias vestimentas con otro soldado, abandona la retaguardia y ocupa la segunda escuadra de formación. Mira entonces hacia la posición de conde de Foix; luego, al conde de Cominges y, por último, a su cuñado, el conde de Tolosa. La batalla acaba de comenzar.
El rey cabalga con todo su empeño y honor. Sobre el caballo no hay otro caballero en occidente con mejor estampa y fulgor. Limpio y certero con la espada, respeta las normas de caballería con pundonor. Pero el cruzado Montfort prefiere la vileza y la traición, sólo quiere dar muerte al rey de Aragón.
Atacado el soldado que viste las regias ropas, grita entonces el rey con valor: «El rei, heus-el aquí!» (Aquí está el rey). Por la espalda, a traición, dos homicidas enviados por el cruzado Montfort asesinan al monarca de Aragón.
Sobre el campo de Muret ha vencido la alevosía y el deshonor. Sobre tierra occitana se derrama la última gota de sangre del rey de noble corazón. Inmóviles están sus ojos. Ya no late su corazón. En el eterno silencio espera una dama que porta sus manos, una corona de verde laurel para el rey de Aragón
“…Y aquí murió nuestro padre, porque así ha acostumbrado a hacerlo siempre nuestro linaje, en las batallas que ellos han hecho o haremos nosotros, vencer o morir”
Jaime I, Llibre des fets
Tal día como hoy, hace 803 años, en Muret (Occitània)
Feliz día a tod@s
www.oc-book.com
Artículo publicado hoy también en lengua d´`oc en prensa occitana a través del link:
http://www.jornalet.com/…/el-rei-heus-lo-aqui-lo-rei-lo-vai…
Pere II d’Aragó i Pere I de Catalunya-Aragó
Denari encunyat per Pere el Catòlic
Es madrugada todavía en Muret. Sentado en una silla, escucha misa el rey de Cataluña y Aragón. Algunos creen que está dormido, pero sólo tiene sus ojos cerrados. Un extraño sueño le inquieta, que no puede recordar. Una hermosa mujer camina hacia él con algo entre las manos que no acierta a vislumbrar. El sueño se desvanece una y otra vez cuando intenta recordar.Pronto comenzará la batalla. Condes y Señores observan al rey ensimismado y pensativo. Se acercan al monarca y le avisan que es tiempo de tomar la comunión. Tras comulgar, el rey cierra de nuevo sus ojos y piensa en su hijo heredero de cinco años, comprometido en matrimonio con la hija de su enemigo para evitar la confrontación. Bajo su tutela está ahora el futuro rey de Cataluña y Aragón. Nada parece suficiente para satisfacer la ambición de Simón de Montfort.
Piensa ahora en su fallecida esposa María de Montpelier, en su madre Sancha de Castilla y su padre Alfonso II de Cataluña y Aragón. Dibuja en el recuerdo uno a uno, los rostros de sus hijos mientras esboza una leve sonrisa. Poco le importa convertirse en un rey excomulgado por su amigo, el Papa Inocencio III, el mismo que le coronó y hace un año le apodó “El Católico” pero que ahora defiende los intereses del rey de Francia permitiendo a sus nobles sembrar en tierras occitanas la barbarie y el terror.
En pie, reciben ahora la bendición, luego acuden al encuentro para organizar la disposición. El resto de aliados no tardarán en llegar. Dispuestos a defender la dignidad y el honor, se preparan los hombres de valor. Frente a sus huestes, el rey presiente la dicha vencedor. Recuerda el soñado imperio de su padre, con los Pirineos en el corazón.
Montado sobre su caballo, el rey se dirige hacia la confrontación. Cambiadas las regias vestimentas con otro soldado, abandona la retaguardia y ocupa la segunda escuadra de formación. Mira entonces hacia la posición de conde de Foix; luego, al conde de Cominges y, por último, a su cuñado, el conde de Tolosa. La batalla acaba de comenzar.
El rey cabalga con todo su empeño y honor. Sobre el caballo no hay otro caballero en occidente con mejor estampa y fulgor. Limpio y certero con la espada, respeta las normas de caballería con pundonor. Pero el cruzado Montfort prefiere la vileza y la traición, sólo quiere dar muerte al rey de Aragón.
Atacado el soldado que viste las regias ropas, grita entonces el rey con valor: «El rei, heus-el aquí!» (Aquí está el rey). Por la espalda, a traición, dos homicidas enviados por el cruzado Montfort asesinan al monarca de Aragón.
Sobre el campo de Muret ha vencido la alevosía y el deshonor. Sobre tierra occitana se derrama la última gota de sangre del rey de noble corazón. Inmóviles están sus ojos. Ya no late su corazón. En el eterno silencio espera una dama que porta sus manos, una corona de verde laurel para el rey de Aragón
“…Y aquí murió nuestro padre, porque así ha acostumbrado a hacerlo siempre nuestro linaje, en las batallas que ellos han hecho o haremos nosotros, vencer o morir”
Jaime I, Llibre des fets
Tal día como hoy, hace 803 años, en Muret (Occitània)
Feliz día a tod@s
www.oc-book.com
Artículo publicado hoy también en lengua d´`oc en prensa occitana a través del link:
http://www.jornalet.com/…/el-rei-heus-lo-aqui-lo-rei-lo-vai…
Es encara lo matin a Murèth. Assetat sus sa cadièra, lo rei d’Aragon escota la messa. Qualques unes creson qu’es a dormir, mas solament a barrat los uèlhs. Un pantais estranh l’inquieta, que pòt pas remembrar.
jornalet.com
BATALLA DE MURÈTH- LA BATALLA QUE CAMBIÓ LA HISTORIA DE OCCITÀNIA
La Batalla de Murèth es uno de los grandes episodios de la cruzada, que resultó crucial para la #historia de Occitania. Bajo el mando del rey Pedro II de Aragón y el conde Ramon VI de Tolosa, se reunieron las fuerzas occitanas, catalanas y aragonesas, para hacer frente a los cruzados del rey de Francia, liderados por Simon de Montfòrt. El rey Pedro II de Aragón muere en el campo de batalla y su ejército desperdigado, es vencido por los cruzados.
Hoy, se cumplen 802 años de la Batalla de (Gasconha Tolosana), que marcó el inicio de la ocupación y dominación francesa sobre tierras occitanas y fin de la expansión transpirenaica iniciada por los reyes de Aragón. Con el pretexto de erradicar el #catarismo, el ejército cruzado del rey de Francia, a partir de 1209, desata la barbarie en varias ciudades occitanas bajo la bendición del Papa Inocencio III. Después de la matanza de Besièrs, toman la ciudad de Carcassona, y Simon de Montfòrt se apodera de las tierras de Ramon Rogèr Trencavèl, antes de atacar el condado de Tolosa.
En realidad, aquella cruzada, no era más que una guerra de conquista. El rey Pedro II de Aragón, conde de Barcelona, y señor de Montpelhièr, era el soberano de muchos señores lenguadocianos, entre los que se encontraba el vizconde de Trencavèl, que murió encerrado en las mazmorras de su propio castillo tras la toma de la ciudad de Carcassona, vizcondado, que luego usurparía Simon de Montfort, y que el rey Pedro II, tuvo que reconocer a la fuerza para tratar de evitar que siguieran produciéndose aquellas matanzas en tierras occitanas.
El día 10 de septiembre de 1213, las tropas del rey Pedro II se reunieron con las tropas de sus aliados occitanos en Murèth, ciudad, que ya había sido tomada por el ejército cruzado y esperar la llegada de las tropas catalanas. Desde allí se elaboró la estrategia de la batalla, que ha sido muy discutida. La noche del 11 al 12 de septiembre, Pedro II y Simon de Monfort pasaron la noche en vela, el primero yaciendo con una mujer, y el otro rezando en una capilla. Sobre las 7 y media de la mañana del jueves 12, Pedro II asistió a misa y después se reunió con los jefes de su ejército para preparar la batalla. Iniciada la contienda, en el campo de batalla, el impacto de ambas formaciones era de gran brutalidad. Al parecer, el choque de las armas y el ruido de los golpes eran tan fuertes, que parecía que llovieran hachas. Pero lo que nadie se imaginaba, es que los cruzados, romperían las reglas de caballería, y en un acto deshonroso para la época, enviarían a dos asesinos a matar al rey.
Aquel día, Pedro II, no llevaba las ropas que le identificaban como rey. Pero tras ver como asesinaban a quien las portaba en su lugar, en un acto de valentía o quizás de insensatez gritó: El rei, heus-el aquí! (Aquí está el rey), encontrando de este modo la muerte a manos de los asesinos enviados por Simon de Montfort. Su ejército, presa del pánico inició la retirada en desbandada y el ejército tolosano, que todavía no había participado en la #batalla, se vio desbordado por una avalancha desordenada de soldados en retirada que le impedía avanzar para atacar. Situación que fue aprovechada por los cruzados para provocar una #masacre entre los soldados, la mayoría peones occitanos que fueron acuchillados durante la retirada.
Para los cruzados y el rey de Francia, aquella victoria, era producto de un milagro; para aragoneses, catalanes y occitanos, fue un verdadero desastre. La interpretación medieval de la batalla fue clara: Dios estaba del lado de Simón de Monfort y la Cruzada y castigó a Pedro II por sus pecados, por ponerse del lado de los herejes. Los cruzados habían derrotado a un ejército numéricamente superior.
Por ese motivo, #hoy os invito a que leáis,nuestro artículo en lengua de Òc, publicado también en el periódico Jornalet http://www.jornalet.com/…/802-ans-dempuei-la-batalha-de-mur…. Contribuyendo de este modo a que no desaparezca esta hermosa lengua, declarada por la #UNESCO, en peligro de extinción.
Feliz dia a tod@s
#Òc
La Batalla de Murèth es uno de los grandes episodios de la cruzada, que resultó crucial para la #historia de Occitania. Bajo el mando del rey Pedro II de Aragón y el conde Ramon VI de Tolosa, se reunieron las fuerzas occitanas, catalanas y aragonesas, para hacer frente a los cruzados del rey de Francia, liderados por Simon de Montfòrt. El rey Pedro II de Aragón muere en el campo de batalla y su ejército desperdigado, es vencido por los cruzados.
Hoy, se cumplen 802 años de la Batalla de (Gasconha Tolosana), que marcó el inicio de la ocupación y dominación francesa sobre tierras occitanas y fin de la expansión transpirenaica iniciada por los reyes de Aragón. Con el pretexto de erradicar el #catarismo, el ejército cruzado del rey de Francia, a partir de 1209, desata la barbarie en varias ciudades occitanas bajo la bendición del Papa Inocencio III. Después de la matanza de Besièrs, toman la ciudad de Carcassona, y Simon de Montfòrt se apodera de las tierras de Ramon Rogèr Trencavèl, antes de atacar el condado de Tolosa.
En realidad, aquella cruzada, no era más que una guerra de conquista. El rey Pedro II de Aragón, conde de Barcelona, y señor de Montpelhièr, era el soberano de muchos señores lenguadocianos, entre los que se encontraba el vizconde de Trencavèl, que murió encerrado en las mazmorras de su propio castillo tras la toma de la ciudad de Carcassona, vizcondado, que luego usurparía Simon de Montfort, y que el rey Pedro II, tuvo que reconocer a la fuerza para tratar de evitar que siguieran produciéndose aquellas matanzas en tierras occitanas.
El día 10 de septiembre de 1213, las tropas del rey Pedro II se reunieron con las tropas de sus aliados occitanos en Murèth, ciudad, que ya había sido tomada por el ejército cruzado y esperar la llegada de las tropas catalanas. Desde allí se elaboró la estrategia de la batalla, que ha sido muy discutida. La noche del 11 al 12 de septiembre, Pedro II y Simon de Monfort pasaron la noche en vela, el primero yaciendo con una mujer, y el otro rezando en una capilla. Sobre las 7 y media de la mañana del jueves 12, Pedro II asistió a misa y después se reunió con los jefes de su ejército para preparar la batalla. Iniciada la contienda, en el campo de batalla, el impacto de ambas formaciones era de gran brutalidad. Al parecer, el choque de las armas y el ruido de los golpes eran tan fuertes, que parecía que llovieran hachas. Pero lo que nadie se imaginaba, es que los cruzados, romperían las reglas de caballería, y en un acto deshonroso para la época, enviarían a dos asesinos a matar al rey.
Aquel día, Pedro II, no llevaba las ropas que le identificaban como rey. Pero tras ver como asesinaban a quien las portaba en su lugar, en un acto de valentía o quizás de insensatez gritó: El rei, heus-el aquí! (Aquí está el rey), encontrando de este modo la muerte a manos de los asesinos enviados por Simon de Montfort. Su ejército, presa del pánico inició la retirada en desbandada y el ejército tolosano, que todavía no había participado en la #batalla, se vio desbordado por una avalancha desordenada de soldados en retirada que le impedía avanzar para atacar. Situación que fue aprovechada por los cruzados para provocar una #masacre entre los soldados, la mayoría peones occitanos que fueron acuchillados durante la retirada.
Para los cruzados y el rey de Francia, aquella victoria, era producto de un milagro; para aragoneses, catalanes y occitanos, fue un verdadero desastre. La interpretación medieval de la batalla fue clara: Dios estaba del lado de Simón de Monfort y la Cruzada y castigó a Pedro II por sus pecados, por ponerse del lado de los herejes. Los cruzados habían derrotado a un ejército numéricamente superior.
Muchos son los documentos que nos han llegado sobre los acontecimientos y desenlace de aquel día, entre ellos el llibre dels feyts, de su hijo, Jaime I, que siendo todavía un niño permanecía en manos de Simón de Montfort, hasta que el papa Inocencio III, obligó a ceder la tutela del infante a los Templarios del reino de Aragón. Durante su minoría de edad, permaneció en Monzón, bajo la tutela del maestro de la orden, Guillem de Mont.Rodódon de Manresa junto a su primo de la misma edad, el conde de Provenza Ramon Berenguer V.
Jaume I, se convertiría poco después en rey de Cataluña y Aragón, y años más tarde también de Valencia y de Mallorca. Sin embargo, jamás volvería a recuperar los territorios occitanos, mientras el catarismo seguía persiguiéndose por tierras occitanas, aragonesas, catalanas y valencianas, hasta que quedó totalmente extinguido y Simon de Montfort, tras la victoria en #Murèth, se convirtió, en duque de Narbona, conde de Tolosa y vizconde de Besièrs y Carcassona, iniciándose de este modo la ocupación francesa de aquella tierra extraordinariamente rica económica y culturalmente y el declive político y cultural de Occitania. Sin embargo, su cultura y su lengua, todavía sigue viva, convirtiéndola de este modo, en un referente de resistencia pacífica, cultural y lingüística desde el siglo XIII.Por ese motivo, #hoy os invito a que leáis,nuestro artículo en lengua de Òc, publicado también en el periódico Jornalet http://www.jornalet.com/…/802-ans-dempuei-la-batalha-de-mur…. Contribuyendo de este modo a que no desaparezca esta hermosa lengua, declarada por la #UNESCO, en peligro de extinción.
Feliz dia a tod@s
#Òc
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