Su nombre es Greta Thunberg, es sueca, tiene quince años, y cambiará el mundo,porque ella es la verdadera amenaza para el status quo,

08 de diciembre de 2018

Esta chica se llama Greta Thunberg y cambiará el mundo, no los chalecos amarillos.Tiene quince años, el síndrome de Asperger, y todos los viernes no asiste a la escuela antes del parlamento sueco contra el cambio climático. Su protesta es la verdadera némesis de los chalecos amarillos que han incendiado París: porque ella es la verdadera amenaza para el status quo, no su
Hanna FRANZEN / TT Agencia de Noticias / AFSu nombre es Greta Thunberg, es sueca, tiene quince años, síndrome de Asperger y se ausenta de la escuela todos los viernes por la mañana. Lo ha estado haciendo desde agosto pasado, el mes más caluroso en la historia de Suecia, para protestar contra el cambio climático. Todos los viernes por la mañana, Greta va frente al Riksdag, el parlamento sueco, y se queda allí con un cartel: Skolstrejk för klimatet, una huelga de escuelas climáticas. Al principio estaba solo, apoyado solo por padres de la burguesía cultural sueca (la madre es una cantante de ópera, el padre, un actor) que apoyaba a Greta y su cabeza adolescente.
Entonces la cosa se puso seria. Después de la elección, Greta continuó su protesta en las redes sociales, acuñando el eslogan #fridayforfuture y lanzando su protesta a escala global. El resultado? El primer ministro australiano, Scott Morrison, tuvo que intervenir oficialmente porque la protesta se había vuelto viral, y les pedía a los estudiantes más trabajo escolar y menos activismo. Lo mismo ha ocurrido, aunque en menor medida, en Alemania, Holanda y Finlandia, más en general en países donde la sensibilidad de las personas al cambio climático es mayor.
Greta acaba de participar en el Cop24, la vigésima cuarta conferencia sobre el clima celebrada en Katovice, Polonia, en los días en que los chalecos amarillos incendiaron París debido al aumento del impuesto al consumo de gasolina, donde en Italia el El gobierno luchó por el alivio fiscal para aquellos que compraron autos eléctricos, en los cuales Trump reiteró que Estados Unidos usaría todas las fuentes de energía disponibles para sostener su crecimiento económico, en el que los gobiernos de la mitad del mundo, desarrollados o no, reiteraron que la lucha El cambio climático tendría que irse a otra parte, ciertamente no de su país.

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Greta dice dos cosas: que deberíamos ser más responsables del desastre que hemos creado. Y que deberíamos enojarnos más. Y cuando lo dice, con su voz de quince años, quiere creer que ella es la verdadera némesis de la rabia conservadora, asustada y sin futuro de los chalecos amarillos.
Ante todo esto, Greta dice dos cosas: que deberíamos ser más responsables del desastre que hemos creado. Y que deberíamos enojarnos más. Y cuando lo dice, con su voz de quince años, quiere creer que ella es la verdadera némesis de la rabia conservadora, asustada y sin futuro de los chalecos amarillos. No es la respuesta compasiva de las elites, que menosprecian todas las formas de disensión, sino que las usan como pretexto para no cambiar nada. Tampoco lo es la represión violenta y segura de quienes se ocupan solo de los efectos de las protestas, y nunca de las causas.
No, la de Greta es una ira igual y contraria. El de quienes ven amenazado su futuro por un miedo que paraliza el presente. El de aquellos que están conscientes de los riesgos de un modelo de desarrollo que hace que las relaciones más serias como el Panel Internacional sobre el Cambio Climático, que enumera, con todas las verificaciones científicas posibles, los riesgos devastadores del camino que hemos tomado y que nos recuerdan Es brutal lo difícil que es cambiarlo. El de aquellos que llaman a la política a asumir la responsabilidad de sus electores del mañana, no solo en la esfera ambiental, lo que recuerda a la política lo sistemáticamente que viola el pacto generacional en el que se encuentra toda sociedad organizada.
Por esta razón, tal vez, valdría la pena tratar más con Greta Thunberg que con gilets amarillos, incluso si su protesta no llena los cuadrados y no plancha mucho. Porque Greta ha decidido cambiar el mundo, mientras que los chalecos amarillos quieren evitar que cambie. Debido a que Greta tiene en su cabeza el bien común, ella, sus hijos, sus acompañantes en todo el mundo, mientras que los chalecos amarillos, por legítimos que sean, solo tienen en cuenta sus billeteras o su burbuja de combustible. Porque si hubiera más Greta Thunberg, tal vez los gilets amarillos no existirían. O tal vez, quién sabe, protestarían juntos para exigir un desarrollo más justo y sostenible. Porque ella es la verdadera amenaza para el status quo, no para ellos.
https://www.linkiesta.it/it/article/2018/12/08/questa-ragazza-si-chiama-greta-thunberg-e-sara-lei-a-cambiare-il-mondo/40381/