Revolución industrial: el inicio de una nueva agricultura

OPINIÓN DEL AGRICULTOR

Revolución industrial: el inicio de una nueva agricultura

La revolución industrial supuso un cambio radical en la estructura de la sociedad, con el auge de las ciudades y el éxodo del campo a la fábrica. Pero ello no hubiese sido posible sin el desarrollo de nuevos equipos y técnicas agrarias que permitieron aumentar la producción y trasportarla hasta las urbes.

Profesional AGRO - Madrid 5/06/2020
Por Félix Pascual Pérez
La Revolución Industrial influyo en el desarrollo más eficaz de una agricultura y ganadería hasta entonces precaria. En distintas charlas a las que hemos acudido, nos han ido comentando la evolución de la industria, creando herramientas y máquinas cada vez más sofisticadas, lo que permitió a una agricultura primaria avanzar en la producción de alimentos, atendiendo así a las grandes urbes.
Revolución Industrial en la agricultura
No podemos dejar de citar los muchos reconocimientos que merece la mujer del Sector Primario, tanto a nivel agrario, ganadero o de pesca, puesto que son ellas las que soportan unas condiciones de vida altamente sacrificadas y no siempre ha sido reconocido su esfuerzo y entrega total.
Actualmente el Sector Primario sigue mermando sus efectivos, como demuestra que en el transcurso del pasado año 2019 los trabajadores de nuestra agricultura y ganadería descendieron en 31.700 personas, lo cual marca una caída altamente significativa, quedando patente el estado económico, enfermizo, que este Sector Primario atraviesa.
No solamente se trata de la pérdida de puestos de trabajo, además, también el abandono de miles de jóvenes de las zonas rurales, por lo que muchos pueblos languidecen, entrando en una penumbra de falta de servicios básicos, haciendo la vida más difícil para las personas que siguen apostando por una agricultura y ganadería cada vez más dejada de la mano de las autoridades competentes. Son ellos los máximos responsables de la bajada de los censos en Castilla-La Mancha, Aragón, Castilla y León, Extremadura, Levante, Andalucía, etc.
En este artículo analizamos la conexión entre la Industria y el Sector Primario.

Priorización de alimentos

Daremos comienzo hablando del gran invento de Arquímedes de Siracusa al desarrollar la “Cóclea”, permitiendo elevar el agua de un modo eficaz y rápido a otros niveles superiores, algo que sucedió en la época antes de Cristo, años 287/212. Este invento facilitó la recogida de aguas y elevarlas a zonas donde los productos agrícolas la precisaban.
La Revolución Agraria, consiguió incrementar la productividad de los campesinos, aquellos que formaban parte de familias que desarrollaban su día a día, en producir distintos tipos de alimentos. La colaboración entre la Industria y el Sector Primario, consiguió desarrollar aperos y máquinas cada vez más eficaces y rentables, consiguiendo obtener mayores cantidades de alimentos, con un menor número de personas, lo que permitió aumentar la superficie de terreno cultivable.
Revolución Industrial en la agricultura
Buscamos en la historia y comprobamos que la citada Revolución Agraria, se inicio en Inglaterra de finales del Siglo XVIII, definida, también, por el aumento de la Tasa de la Renta per-cápita, extendiéndose con rapidez por otros países. Aquellos que no se unieron quedaron en una inferioridad absoluta, con una gran dependencia de los países que dieron un paso hacia delante.
Entre los equipos que se desarrollaron se encontraban arados cada vez más eficaces, creados con materiales que evitaban que la tierra se pegase a ellos, nuevos métodos de cultivo o utilización de las basuras de los animales de granja mezcladas con tierra de las orillas y remansos de los ríos. Entrado el Siglo XIX, se empezaron a utilizar máquinas de vapor, grandes arados y fertilizantes químicos específicos.
Tanto la mecanización agraria como la facilidad en poder desplazarse, permitió acelerar el trasiego de productos, vegetales y cárnicos, desde las zonas rurales a las grandes ciudades, favoreciendo, muy directamente, a la propia industria urbana.

Formación

La formación del agricultor fue unos de los pasos más rentables para conseguir mayor número de alimentos, dando comienzo a la eliminación de los barbechos y llevando a cabo procesos para garantizar mayores producciones por hectárea. Los barbechos se descartaron adaptando sistemas estudiados de rotación cuatrienal de cultivos, según el siguiente sistema: Distintas superficies se dividieron en las denominadas hojas de cultivos, quedando fielmente delimitadas y se sembraban unas de cereales o leguminosas, otras de tubérculos, patatas, forrajeras como alfalfa, colza, etc. La plantación de tubérculos o forrajeras fue altamente efectiva, pues estas plantas no desgastan los suelos, muy al contrario los enriquecen. Al año siguiente las tierras intercambiaban los productos a sembrar, donde hubo tubérculos o forrajeras se plantaban cereales y viceversa.
Con este sistema los rendimientos aumentaron y al mismo tiempo los tubérculos y las forrajeras, garantizaban la alimentación de los animales de granja, aumentando su número con rapidez, del mismo modo el abono de origen animal también aumentó, consiguiendo grandes cantidades de fertilizante para las explotaciones agrícolas. Con estas acciones se creo un círculo completo de rentabilidades.

Industria y Sector Primario

La lana fue un claro ejemplo de colaboración entre industria y sector primario. Con el denominado sistema de trabajo a domicilio, los comerciantes adelantaban la materia prima para que la manufacturaran campesinos y artesanos. Según apuntes que hemos recogido los industriales ingleses lo denominaban “putting out system”, los alemanes “verlagssystem” y los españoles “sistema doméstico”, también “sistema por adelantos”, en cualquiera de los casos permitió a las familias campesinas obtener unos ingresos adicionales muy necesarios.
El sistema funcionaba del siguiente modo: los comerciantes compraban la materia prima que debía de manufacturarse, por ejemplo la lana y la distribuían entre distintas familias campesinas, estas familias aprovechaban los periodos de menor trabajo, incluso por las tardes y noches, interviniendo toda la familia, para hilar y tejer la lana, desarrollando piezas según los encargos de los comerciantes, pagándoles a los campesinos una cantidad, estipulada, por pieza terminada.
Revolución Industrial en la agricultura
Este sistema se extendió por pueblos y ciudades, siendo denominada como “proto-industrialización”, dando paso a una industria próspera ubicada en grandes ciudades, zonas industriales, etc., que precisó mucha mano de obra, siendo entonces cuando del mundo rural se desplazaron cientos de miles de jóvenes para conseguir un horario de trabajo fijo diario, sueldo asegurado, descanso los domingos, vacaciones, etc.
Los productos fabricados se diseminaron según zonas, surgiendo ciudades industriales centradas en producir tejidos, calzado, prendas en piel, trabajos en madera, metal y derivados, productos de limpieza, maquinaria diversa, menaje, etc.
Los medios de transporte resultaban lentos y complicados, centrándose la industria en avanzar en ese campo, cada vez con mayor inquietud, sin olvidar el mundo rural, pues al bajar la mano de obra sus producciones también se retraían, algo que las grandes urbes no podían permitirse bajo ningún concepto.
El protagonismo de la mujer campesina fue totalmente positivo, pues enlazaba las faenas del propio hogar con los trabajos del campo, cuidado de los animales domésticos, elaboración de productos derivados, etc. Puede confirmarse que la mujer campesina era el soporte más firme para unir a la familia.

Revolución industrial

Como ya hemos citado la revolución industrial comenzó en Inglaterra, seguida de Alemania y Francia, dirigiendo sus esfuerzos hacia un transporte más eficaz y al avance de la mecanización agrícola. El Sector Primario era fuente de alimentos muy necesarios para mantener el bucle generado, observando constantemente los avances en América del Norte, pues los distintos gobiernos apoyaban económicamente, a los grandes inventores, dándose cuenta de que se trataba de una inversión provechosa.
Se puede afirmar que la mecanización impulsada por la distribución mecánica del vapor y su adaptación a distintos tipos de máquinas marcó un ciclo de máxima importancia y avance, apartando, no eliminando, la utilización de animales domésticos de fuerza. Tanto caballos, asnos, mulas, como bueyes, principalmente, seguían trabajando en el campo. Más adelante, con la llegada de tractores equipados con motores de explosión, utilizando combustibles derivados del petróleo, fue cuando se inicio la nueva agricultura donde los animales de tiro empezaron a perder protagonismo.
El motor de vapor de combustión externa, que transforman la energía térmica de una cantidad de agua en energía mecánica, fue obra de James Watt, (nacido en Greenock – Escocia, el 30 de enero de 1736). El consiguió introducir un condensador separado que evitaba la pérdida de energía, obteniendo mayor potencia, consiguiendo el movimiento rotatorio y su incorporación a cientos de máquinas. Para su producción a gran escala fue importante la asociación con Matthew Boulton en el año 1775, creando las plantas Soho, cerca de Birmingham (Reino Unido). Todo ello marco, sin duda alguna, la primera Revolución Industrial.
Tanto el buque de vapor como la locomotora, aportaron capacidad para mayores cantidades de carga y mayor velocidad, disminuyendo los plazos de tiempo en todo tipo de transporte de mercancías y en el desplazamiento de personas y ganado, lo que facilitó la expansión de la industria por muchos lugares.
El esfuerzo de una industria que producía innovaciones tecnológicas cada vez más concretas y eficaces para la agricultura y ganadería, unido a la ordenación y distribución en la propiedad y responsabilidad de tierras para cultivar productos diversos, permitió empujar un nuevo sistema de vida, donde comenzó a tener sentido la capacidad y el aprovechamiento de los tiempos de trabajo.
Llegado el año 1830, y avanzando esa década, fue cuando se produjo la incorporación de los fertilizantes químicos, ampliando las posibilidades de ampliar las superficies de tierra de cultivo, obteniendo mayores rendimientos por cada hectárea.
También durante el siglo XIX, (1845), el sustrato masivo de excrementos de aves marinas y focas, denominado “Guano”, marcó un antes y un después en las explotaciones agrícolas, incluso hoy, el “Guano”, se sigue utilizando en la agricultura ecológica.

Inventos e inventores

El impulso más efectivo para el transporte y para distintas máquinas agrícolas automotrices fue en el año 1860, en este año un inventor belga, naturalizado francés, Joseph Etienne Lenoir, presentó un motor de combustión interna de dos tiempos alimentado por gas, cuya incorporación utilizaron distintos vehículos, superando, sobre todo en sencillez, a los utilizados por vapor.
Pero el gran paso tecnológico lo consiguió un alemán, concretamente Nikolaus August Otto, ingeniero que invento en el año 1876, el primer motor de gasolina de cuatro tiempos con carga comprimida, base de todos los motores futuros. Su desarrollo empresarial ha llegado hasta nuestros días con la marca Deutz. Este insigne inventor fue el padre de Gustav Otto, cofundador de la emblemática empresa BMW.

John Deere

Citando el mundo agrícola debemos nombrar a John Deere, nacido en Rutland, Vermont (Estados Unidos), el 7 de febrero de 1804, sus comienzos fueron como aprendiz de herrero, inventor del arado de acero en una sola pieza, era el año 1837. En el año 1868 John Deere, creo la corporación Deere&Company, que con tanto prestigio ha llegado hasta nuestros días.
Es nuestra obligación y un gran placer el citar a Louis Pasteur (1822 – 1895), doctor en medicina y descubridor de la técnica conocida como pasteurización (eliminación de parte o todos los gérmenes de un producto elevando su temperatura durante un corto espacio de tiempo), desarrollando la esterilización por autoclave.
Pasteur, inició la llamada “Edad de Oro de la Microbiología”, facilitando la conservación de distintos productos lácteos y desarrollando el acercamiento y duración de distintos productos a millones de consumidores, consiguiendo proporcionar una alimentación más equilibrada y, sobre todo, segura.
Nos dejamos grandes personajes sin citar pero es algo que más adelante retomaremos, sin duda alguna. En otra ocasión seguiremos con este tema tan interesante, analizando y recordando los muchos esfuerzos de los industriales, agricultores, ganaderos y pescadores, tratando de ofrecernos un nivel de vida mejor para todos, algo que quizás no esté justamente reconocido.

COMENTARIO DE Ferran Sala Casasampere:
Desde mi punto de vista mientras se seguía el conocimiento....
Distintas superficies se dividieron en las denominadas hojas de cultivos, quedando fielmente delimitadas y se sembraban unas de cereales o leguminosas, otras de tubérculos, patatas, forrajeras como alfalfa, colza, etc. La plantación de tubérculos o forrajeras fue altamente efectiva, pues estas plantas no desgastan los suelos, muy al contrario los enriquecen. Al año siguiente las tierras intercambiaban los productos a sembrar, donde hubo tubérculos o forrajeras se plantaban cereales y viceversa.
Pero al entrar en la revolución industrial la nueva agricultura .........se olvidó que los alimentos son para la personas y que no tendrían que estar contaminadas de pesticidas etc.Que la tierra es de todos los seres vivos y no se puede infectar el suelo y las aguas subterraneas dejandonos sin fuentes para beber agua potable....eso ya no es agricultura es la cultura de la muerte.

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