Cuando hace frío, buscamos el calor reconfortante de las sopas
Cuando hace frío, buscamos calor en el arropamiento del hogar y en alimentos que nos templan y reconfortan, como las sopas.
Prepararlas no implica tiempo, ciencia y paciencia, sino que son los guisos más sencillos y antiguos, además de los más socorridos. La fórmula básica para hacer una reconstituyente sopa consiste en un puchero, agua y meter dentro lo que tengamos por la despensa.
La esencia de los caldos es hervir diversos alimentos para aprovechar el sabor y los nutrientes que traspasan al agua. En las sopas, aparte del elemento líquido solemos incluir “tropezones” que dan consistencia y las enriquecen en hidratos de carbono, como pan, pasta, sémolas, tapioca o copos de cereales. Podemos elaborar nuestras sopas de tres modos diferentes, todos ellos sencillos, y al alcance de cualquier cocinero novel.
Otros elementos esenciales del caldo son las verduras de raíz, como ajos, cebollas, puerros, zanahorias, chirivías o nabos. Y también de hoja como col, acelga u otras hortalizas como calabaza, calabacín, tomate o pimiento. En el puchero de caldo todo cabe, el criterio a seguir es nuestro propio gusto y el de las verduras que proporciona la estación. Un rehogado lento de cebolla y pimiento verde aporta un sabor especial a los caldos.
No debemos olvidar otros condimentos tan importantes como el laurel, el azafrán, las hierbas que más nos agraden, como el tomillo o el orégano, especias como cúrcuma o pimienta y un buen chorro de aceite de oliva, para absorber los sabores. Lo dejamos cocer una hora larga, o la mitad si lo hacemos en olla a presión.
Cuando todo esté tierno, obtendremos diversos platos: uno de legumbres, otro de verduras que podemos servir en forma de crema o puré, además de una gran cantidad de caldo que nos servirá para más de una vez. Si queremos sopas sólo hemos de agregar pan, copos o pasta.
Las sopas son una excelente opción en cuanto a coste y rendimiento. Pueden formar parte de la cocina de aprovechamiento, reciclando caldos o cereales de otros platos. Una vez hechas se pueden guardar tres o cuatro días en la nevera, y los caldos se conservan perfectamente congelados, en raciones individuales. Son una excelente aportación dietética, porque contienen nutrientes de distintas categorías de alimentos. Contienen proteínas, hidratos de carbono, fibra, grasas saludables y vitaminas y minerales que quedan en suspensión en el caldo.
Autora: Mercedes Blasco. Nutricionista vegetariana y filósofa
Leer Bio Eco Actual Febrero 2018
Prepararlas no implica tiempo, ciencia y paciencia, sino que son los guisos más sencillos y antiguos, además de los más socorridos. La fórmula básica para hacer una reconstituyente sopa consiste en un puchero, agua y meter dentro lo que tengamos por la despensa.
La esencia de los caldos es hervir diversos alimentos para aprovechar el sabor y los nutrientes que traspasan al agua. En las sopas, aparte del elemento líquido solemos incluir “tropezones” que dan consistencia y las enriquecen en hidratos de carbono, como pan, pasta, sémolas, tapioca o copos de cereales. Podemos elaborar nuestras sopas de tres modos diferentes, todos ellos sencillos, y al alcance de cualquier cocinero novel.
Sopas: Fórmula clásica
Elaborar una gran olla de caldo semanalmente. Una estupenda idea es aprovechar para cocer legumbres, como garbanzos o alubias, que además de sus propios nutrientes, aportan un exquisito sabor y consistencia. Las coceremos preferentemente en una red, para recuperarlas con facilidad. Para que no se ennegrezca el agua y para complementar el aporte proteico podemos incluir así mismo un puñadito de mijo, avena o arroz.Otros elementos esenciales del caldo son las verduras de raíz, como ajos, cebollas, puerros, zanahorias, chirivías o nabos. Y también de hoja como col, acelga u otras hortalizas como calabaza, calabacín, tomate o pimiento. En el puchero de caldo todo cabe, el criterio a seguir es nuestro propio gusto y el de las verduras que proporciona la estación. Un rehogado lento de cebolla y pimiento verde aporta un sabor especial a los caldos.
No debemos olvidar otros condimentos tan importantes como el laurel, el azafrán, las hierbas que más nos agraden, como el tomillo o el orégano, especias como cúrcuma o pimienta y un buen chorro de aceite de oliva, para absorber los sabores. Lo dejamos cocer una hora larga, o la mitad si lo hacemos en olla a presión.
Cuando todo esté tierno, obtendremos diversos platos: uno de legumbres, otro de verduras que podemos servir en forma de crema o puré, además de una gran cantidad de caldo que nos servirá para más de una vez. Si queremos sopas sólo hemos de agregar pan, copos o pasta.
Sopas: Fórmula rápida y reciclada
Aprovechar para la noche el caldo de cocción de los alimentos del mediodía, o de una comida anterior. Cuando se cocinan platos de arroz integral, verdura con patata, o pasta, se hierven en un caldo base de cebolla, apio y zanahoria, por ejemplo. Esta fórmula permite ganar mucho tiempo y se aprovechan nutrientes que, de otro modo, habrían ido a parar al desagüe de la fregadera. Podemos jugar con nuestra imaginación al usar este tipo de caldos y enriquecerlos con un chorrito de salsa de soja, o espolvoreando por encima levadura de cerveza.Fórmulas de sopas gourmet
Hacer directamente una sopa especial. Hay muchas que tienen poca dificultad, y cuyo resultado aporta el toque distinguido de los alimentos reales. Estas sopas se elaboran en muy poco tiempo y son realmente nutritivas y reconfortantes:Sopa Juliana
Mientras se calienta el agua, se pican bien fino en la trituradora una zanahoria, una rama de apio sin hebras, una patata, una cebolla y una hoja de col. Cuando hierva, se echa todo, junto con una cucharadita de cuscús. Se cuece 15 minutos, se condimenta al gusto, con aceite y tamari, por ejemplo, y se sirve.Sopa de ajo y tomillo
Mientras se calienta el agua, se cortan rebanaditas de pan duro, y se doran en aceite dos o tres ajos. Se echa una rama de tomillo en el agua y se deja reposar cinco minutos. Se rehoga el pan en el mismo aceite que los ajos y se escalda todo con la infusión. Condimentar al gusto. Admite muy bien un poco de pimentón.Sopa de cebolla
Mientras se calienta el agua, se corta o ralla una cebolla finamente y se saltea en un poco de aceite, a fuego muy lento. Cuando está dorada, se añade el agua hirviendo, una cucharada de copos de avena y una pizca de orégano. Se condimenta al gusto, por ejemplo con pimienta y nuez moscada.Sopa de tomate
Mientras se calienta el agua, rallar un par de tomates y sofreírlos con una hoja de laurel y orégano. Incorporar el agua hirviendo y una cucharada de tapioca. Cocer 8 minutos, removiendo. Espolvorear con albahaca fresca y condimentar al gusto.Muchas veces creemos que hacer sopas nos va a llevar demasiado tiempo, pero lo que más tarda es calentar el aguaY ese tiempo es el mismo que hemos de esperar si usamos sopas ya preparadas o cubitos de caldo. Debemos tener cuidado con ellos, porque la mayoría contienen glutamato, que es un producto potencialmente cancerígeno. Si los usamos de reserva en alguna ocasión, o para dar un toque a algún caldo con poca consistencia, nos aseguraremos de que están hechos con alimentos de origen biológico y que no contienen este elemento, ni excesiva sal.
Las sopas son una excelente opción en cuanto a coste y rendimiento. Pueden formar parte de la cocina de aprovechamiento, reciclando caldos o cereales de otros platos. Una vez hechas se pueden guardar tres o cuatro días en la nevera, y los caldos se conservan perfectamente congelados, en raciones individuales. Son una excelente aportación dietética, porque contienen nutrientes de distintas categorías de alimentos. Contienen proteínas, hidratos de carbono, fibra, grasas saludables y vitaminas y minerales que quedan en suspensión en el caldo.
Autora: Mercedes Blasco. Nutricionista vegetariana y filósofa
Leer Bio Eco Actual Febrero 2018
Comentaris
Publica un comentari a l'entrada