Cerealto Siro proyecta invertir 120 millones de euros en cuatro años con su nuevo plan de expansión

González Serna: «Nuestro reto es estar dentro de 500 años en Castilla y León» / La compañía salvó 7 empresas y sumó 1.500 empleos a los 928 iniciales / La Fundación será la nueva propietaria de la compañía

J. LUIS F. DEL CORRAL
02/12/2018

Juan Manuel González Serna y Lucía Urbón. - EL MUNDO

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Compromiso. Social y laboral. En el pasado, en el presente y en el futuro. El presidente del grupo Cerealto Siro, resultante de la fusión de las dos compañías, ha hecho una apuesta de futuro con esa integración que lanza a la empresa a su expansión internacional. De futuro con esta Castilla y León que «nunca olvidan» él y su mujer Lucía Urbán. «Nuestro reto es estar aquí dentro de 500 años, porque la sociedad quiera que sigamos estando», explica Juan Manuel González Serna a este periódico.

Para garantizar esa continuidad, el presidente de Cerealto Siro anuncia que la Fundación Siro «será el siguiente propietario de la compañía».

Y esta apuesta de futuro ya tiene cifras. «Planteamos unas inversiones de 120 millones de euros en los mercados donde tenemos presencia en los próximos cuatro años», revela a EL MUNDO DE CASTILLA Y LEÓN Juan Manuel González Serna, presidente de Cerealto Siro Foods.

González Serna ha pensado en Castilla y León cuando ha abordado la fusión. «Queremos que nuestro compromiso con esta tierra perdure en el tiempo, que nos trascienda a Lucía y a mí. Queremos seguir aquí dentro de muchos años, aportando valor a esta sociedad. Por eso, aquí hemos levantado la sede de la Fundación Grupo Siro, el Monasterio de San Pelayo de Cerrato, en Cevico Navero (Palencia) y, aquí queremos que continúe al menos durante 500 años más, como próxima propietaria del Grupo y garante de su continuidad», declaró a EL MUNDO.

Con la inversión proyectada para cuatro años, Cerealto Siro confía obtener un mayor peso internacional en su volumen de negocio: un 70% fuera y un 30% en España. «Nuestro compromiso con las comunidades en las que estamos presentes y con las personas nos empujan a buscar un comprador especialista en pan y bollería que ofrezca mayores posibilidades de desarrollo a estos negocios que nosotros», precisa González Serna.

El presidente de esta compañía familiar se refiere así a la venta de las seis fábricas, entre ellas las de Briviesca, Medina del Campo y El Espinar.

González Serna y Lucía Urbón acumulan ya 27 años al frente de Siro. Su trayectoria entre 1991 y 2018 está repleta de hitos que marca la historia de esta empresa familiar, la mayoría vinculados a Castilla y León. Las cifras certifican este compromiso social y laboral con la Comunidad como prioridad. Siro acumula una inversión de 920 millones de euros en España, de los que 150 corresponden a su apuesta por la I+D+i.

En estos 27 años, la familia propietaria de Siro se hizo con siete empresas, muchas de ellas se encontraban en situación de dificultad. Las adquirieron con 928 empleos y hoy abordan su nueva andadura con 2.426 puestos de trabajo en Castilla y León en esas compañías, el 75% del empleo que tienen en España donde suman 3.215 trabajadores y una facturación de 494 millones de euros en 2017.
El hito más reconocido socialmente en Castilla y León fue la compra a United Biscuits de la emblemática fábrica de Fontaneda. «Un auténtico pacto de sangre» con el que Serna solucionó la traumática crisis galletera que amenazó a Aguilar de Campoo (Palencia).

Su implicación con esta Comunidad le hizo merecedor el pasado miércoles del premio de La Posada de EL MUNDO de Castilla y León a la mejor empresa agroalimentaria en 2018. «Si uno se siente orgulloso cuando obtiene un reconocimiento por el esfuerzo y dedicación al proyecto que ha consagrado su vida, es inevitable que ese sentimiento crezca si lo recibe en la tierra a la que ha estado vinculado la mayor parte de su vida, Castilla y León». Para González Serna, este galardón «supone un honor para todos los que formamos Siro». Y destaca la «pasión y la perseverancia» de su equipo. También de su arraigo y responsabilidad.

Es el compromiso social el que mejor identifica la historia de Siro. El 16% de sus más de 3.200 trabajadores provienen de colectivos en riesgo de exclusión o discapacidad. En 1997 formalizó su primer acuerdo con la Fundación ONCE y dos años después creó el primer centro especial de empleo. «Este compromiso no sólo nos enorgullece, sino que además nos emociona», destaca González Serna, al tiempo que confirma que «tanto para Lucía» como para él esta apuesta es uno de sus más importantes logros. «Nuestro reto es seguir trabajando en esta línea», añade. Y ese es el motivo de que anuncie que la Fundación Siro será la siguiente propietaria de la compañía. Con cuatro retos fundamentales: facilitar la formación, fomentar la integración de personas en riesgo de exclusión social, recuperar y poner en valor el patrimonio histórico artístico y apoyar tratamientos médicos excepcionales a sus trabajadores y familiares. Una prueba más de su responsabilidad social corporativa.

Su apuesta social se extiende también a los proveedores de sus materias primas. «El 90% son locales», precisa González Serna. Y demuestra esa apuesta por la tierra al afirmar que colaboran con casi 300 agricultores de la Comunidad, 269 indirectos y 25 directos.

El apego a Castilla y León de la empresa familiar Serna-Urbán ha tenido recompensas. Se han sentido arropados y valorados por la sociedad de Castilla y León y hoy sienten «como propia» esta tierra, pese a sus orígenes manchegos y madrileños. «Nuestros comienzos tuvieron lugar aquí y eso no se olvida nunca. Aquí están nuestras raíces, nuestros orígenes y el comienzo de un sueño. Aquí, en una tierra de gran tradición y llena de vida, en una tierra con una enorme mezcla de cultura, de Patrimonio, naturaleza, gastronomía, agricultura… una tierra llena de buena gente, austera y sobria, orgullosa de sus tradiciones y de su cultura, pero, sobre todo, acogedora», señala un emocionado González Serna, para quien su «mayor preocupación» de ayer y de hoy es «asegurar el empleo de las personas y sus condiciones laborales”, además de «generar valor en los entornos locales y muy especialmente en Castilla y León».

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Donde otros amenazaban con cierres o deslocalizaciones, Siro lograba crecer, diversificarse y mantener el empleo. Sus orígenes, su trayectoria y su coyuntura actual lo demuestran. La compañía se constituyó en 1991, cuando adquirió Galletas Siro, histórica fábrica palentina radicada en Venta de Baños, a la francesa BSN-Danone. Allí trabajaban 84 personas y hoy lo hacen 852. Ese fue el inicio de un denso proceso de adquisiciones: en 1993 incorpora la zamorana Pastas Reglero y al año siguiente compra Río Productos Alimenticios al Grupo Barilla. Cuatro años después, en 1998, hizo lo propio al adquirir Pastas Ardilla y La Familia a Danone. Un hito coincidente con su conversión de interproveedor de Mercadona.

2003 fue el año de Fontaneda. Serna emergió como el salvador de la planta de Aguilar de Campoo. Tres años después se hizo con Sara Lee en El Espinar (Segovia) y en 2008 con Productos Casado en Medina del Campo. Su trayectoria inversora no paró y en 2009 adquirió a Sara Lee la planta de Briviesca (Burgos) y en 2012 entró en el negocio de cereales con la construcción de una planta en Aguilar donde hoy trabajan 330 personas, 156 más de las 174 iniciales.

La compañía vendió sus antiguas marcas de fabricante (como Rio y Ardilla) para conservar únicamente Siro y La familia, que respaldan su producción de marca blanca o para firmas ajenas. Su relación con Mercadona se inició en 1998, pero fue en 2004 cuando firmó su primer contrato como interproveedores con la compañía.

Ahora se fusiona con Cerealto, vende seis fábricas, pero abre con su socio Luis Ángel López su aventura internacional. Con una serie de cambios societarios y mercantiles que garanticen la continuidad y su apuesta por Castilla y León. Serna subraya que durante los próximos 500 años.

http://www.diariodevalladolid.es/noticias/castillayleon/cerealto-siro-proyecta-invertir-120-millones-euros-cuatro-anos-nuevo-plan-expansion_136508.html