Galetes Camprodon acaba de cumplir 125 años de historia, elabora las galletas Birba,

Birba: inmovilismo innovador

La compañía galletera, fundada en 1893, ha modernizado su proceso de fabricación, pero manteniéndose fiel a la receta original y respetando al máximo la calidad de la materia prima.
A veces es necesario que las cosas cambien para que todo siga igual. Esta paradójica frase, enunciada por Lampedusa en El Gatopardo, resume el proceso de modernización que ha vivido Galetes Camprodon en los últimos años. La compañía catalana, que acaba de cumplir 125 años de historia, elabora las galletas Birba, una de las marcas con más solera del mercado español. La clave para sobrevivir hasta nuestros días ha consistido en equilibrar modernidad y tradición. "El secreto es seguir haciendo las cosas como se hacían entonces. La mejor innovación de la compañía ha sido su propio inmovilismo", señala Víctor Marsal gerente de la pyme gerundense.
Este respeto a la tradición se traduce en que el proceso de industrialización de la compañía se ha adaptado a la receta ancestral de las galletas y no al revés. Por ejemplo, el horno de cocción se ha diseñado para que imite al horno de leña original, de modo que los tiempos (y el resultado) sean los mismos de antaño. "Podría comprar máquinas que trabajaran más rápido y con mayor volumen. Pero las galletas no serían las mismas", dice Marsal.
Y si el respeto a la receta original es importante, la calidad de la materia prima es esencial. La empresa se ubica en Camprodon, un bucólico pueblecito del Pirineo catalán. Y en los prados que rodean la fábrica pastan las vacas con cuya leche se elaboran las galletas. "Nuestras gallinas están sueltas por el campo. Y si vieras cómo huele nuestra mantequilla...", comenta Marsal.
En sus 125 años de historia, la empresa ha atravesado todo tipo de turbulencias, desde la destrucción de la fábrica en la Guerra Civil hasta la crisis que atravesó en los años 80 y que precipitó la salida de la familia Birba, fundadora de la empresa. En aquel momento se constituyó como una sociedad laboral y posteriormente pasó par las manos de dos grupos inversores hasta llegar al actual, liderado por el empresario barcelonés Víctor Marsal. "Cuando compramos estaba a punto de echar el cierre, al borde del embargo", recuerda. Marsal no tenía ninguna experiencia en la industria galletera, pero sí en el ámbito de la gestión empresarial. Y sabía que el primer paso era renegociar la deuda. "La empresa estaba terriblemente endeudada a raíz de la construcción de la nueva fábrica, así que hablamos con las entidades para cambiar los términos de la financiación", explica.
Los bancos no fueron los únicos con los que Galetes Camprodon tuvo que echar un pulso a vida o muerte. En los últimos años había bajado los precios y las galletas se vendían casi sin margen. Así que hubo que renegociar con las grandes superficies (que suponen casi el 90% de su canal de distribución) y hacerles ver que la supervivencia de la compañía dependía de ello. "Al final nuestras galletas son las que más margen les aportan. Y no son fácilmente sustituibles. No hay galletas artesanas con 125 años de historia", señala Marsal.
La estrategia funcionó. La facturación ha aumentado un 50% en los últimos cinco años hasta los 7,6 millones de euros. La empresa, que cuenta con 64 empleados, se encuentra ya en beneficios y vende en 14 países.

Las galletas de la 'yaya'

Las galletas Nuria de la marca Birba y los surtidos de la casa son todo un clásico en los hogares catalanes. "Nuestras abuelas las tenían para cuando venían los nietos. Y luego guardaban las latas como costureros", dice Víctor Marsal, responsable de la compañía. Pero más allá de las 'yayas', era necesario captar nuevos consumidores, así que Birba lanzó su primera campaña de TV, en la que un grupo de personas mayores reivindica a ritmo de rap que lo que hoy se considera 'hipster' y moderno en realidad es "de abuelos".
http://www.expansion.com/pymes/2019/01/30/5c4ae8c8ca4741b8488b45dd.html

Historia

historia-1La historia de Birba se remonta al siglo XIX y nos sitúa en Camprodon.
Camprodon (Camprodón) se encuentra en el corazón del Pirineo Oriental, en la provincia de Girona. Construido sobre tradiciones centenarias y rodeado de naturaleza, ofrece contrastes increíbles en cualquier época del año.

historia-2En esta localidad, la familia Birba regentaba un pequeño negocio de ultramarinos. En aquella época, Camprodon, por su clima y entorno natural, ya empezaba a ser uno de los destinos veraniegos preferidos por los barceloneses. Esto hizo prosperar el negocio, especialmente los bizcochos finos y los productos de confitería, que se habían empezado a elaborar para el público estival y que pronto alcanzaron gran fama por su calidad y sabor.
Sin embargo, durante los meses de invierno, cuando faltaban los veraneantes, las ventas eran muy escasas. Esto hizo que, en 1893, la familia Birba empezara a elaborar galletas, que por no ser tan perecederas como los pasteles, se podían distribuir sin problemas.
La demanda crecía cada vez más y las galletas empezaron a destacar como lo que finalmente acabarían siendo: el principal producto del negocio.
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Más tarde, uno de los hijos de la familia, Llorenç Birba Cordomí, aprendió el oficio de maestro pastelero y alcanzó gran renombre. Las galletas se elaboraban de manera muy artesanal, en un pequeño obrador situado en el sótano de la casa. También se disponía de un almacén y de una sala de encajado.
La originalidad de las recetas y la gran calidad de las materias primas hicieron que las galletas alcanzaran un gran prestigio y que la demanda aumentara en toda Cataluña. La marca Birba comenzó a ser sinónimo de calidad, sabor y naturalidad, y famosa por elaborar productos muy naturales, con procedimientos artesanales y con los mejores ingredientes de la zona.
En el año 1929, dado que el obrador se había quedado pequeño, se construyó la primera fábrica Birba en el centro de Camprodon, en la avenida Maristany. Ese mismo año, la empresa recibió el Gran Premio de la Exposición Internacional de Barcelona.
Durante la guerra civil, el edificio de la fábrica se vio afectado en varias ocasiones por el conflicto y tuvo que ser reconstruido. Fueron momentos muy difíciles, en los que cabe destacar que, dada la escasez de materias primas, se llegó incluso a sembrar trigo y remolacha para obtener azúcar y harina que permitiera continuar elaborando las galletas.
En 1961, Llorenç Birba Cordomí fue condecorado con la Medalla de Bronce al Mérito en el Trabajo por su esfuerzo y dedicación.
Desde entonces, la empresa ha pasado por diferentes etapas hasta llegar a los propietarios actuales, pero siempre ha sido fiel al legado de la familia, respetando los procesos de elaboración artesanal y cuidando al máximo la selección y calidad de los ingredientes de sus productos.
La fábrica actual se construyó en el año 2008 junto a Camprodon y cuenta con más de 7.000 m2. Todavía se conservan los hornos de la fábrica originaria, que funcionan perfectamente.
Hoy en día, la gama de productos Birba se compone de diferentes variedades, la mayoría de los cuales ya se fabricaban en los inicios de la empresa, en 1893.

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